El director de la residencia de Can Blai, en Santa Eulària, ha sido suspendido de empleo y sueldo. Una trabajadora, despedida. La consellera de Benestar Social, Fina Santiago, admitía ayer que a principios del mes de abril se produjo una grave irregularidad en la residencia. Dicha trabajadora facilitó una ensalada a una interna que no podía comer nada sólido. La interna falleció. Se trata, sin duda, de una desgraciada noticia que vuelve a poner en tela de juicio la gestión de las residencias que hay en Eivissa. Hace algunas semanas se supo también que la residencia de Sa Serra, de titularidad pública pero gestionada por una empresa, había recibido varias denuncias de familiares, lo que obligó a abrir una investigación.

Aclararlo todo. Es sorprendente que desde la residencia se ocultase durante más de 20 días que la negligencia de una trabajadora provocase el fallecimiento de una interna. Lamentable, por otra parte, que los hechos se conozcan casi un mes después de que se produjesen. La transparencia de la que tanto presume el Gobierno autonómico de izquierdas queda en entredicho cuando casi un mes después de los hechos los medios de información tienen acceso a los detalles de este lamentable suceso. Lo importante ahora es que se llegue hasta el final y se depuren responsabilidades, si bien al despedir a la trabajadora ya se ha dado el primer paso contra la principal responsable de lo ocurrido.

Gestión pública. Las fuerzas de izquierdas defienden que la gestión pública siempre es mejor que la privada. De hecho, cuando se conocieron los hechos de Sa Serra la propia consellera Fina Santiago anunció que cuando acabe la concesión será recuperada para que vuelva a pasar a manos públicas. Quizás lo ocurrido en Can Blai sea un hecho aislado, un accidente, pero deja en entredicho que la gestión pública sea mejor que la privada. No es demasiado tranquilizador para los ciudadanos que se cometan este tipo de errores en las residencias públicas, un fallo que, en esta ocasión, ha acabado mortalmente para una de los internas. Habrá que analizar a fondo el tema, pero está claro que la gestión pública no siempre es infalible.