Lamentablemente la presidenta del Govern, la presidenta de todos, se ha puesto del lado de los soberanistas al decir que el Gobierno central había cruzado «líneas rojas» con las detenciones y registros de Barcelona. Armengol había adoptado una prudente equidistancia con el conflicto, y eso pese a saber que sus socios de Més per Mallorca, que ya quieren una República mallorquina en 2030, son claramente favorables a la independencia catalana. Sin embargo, Armengol erró gravemente al decir que el Gobierno había cruzado las «líneas rojas», especialmente porque, o por desconocimiento o intentar confundir a la opinión pública, las actuaciones policiales del miércoles se produjeron por una decisión judicial.

El PSOE, contundente. Las críticas de Armengol al Gobierno de Rajoy sorprenden aún más cuando desde la dirección nacional han manifestado claramente su apoyo a las resoluciones adoptadas desde los distintos ámbitos del Estado, desde el Ejecutivo hasta el judicial. Un dirigente socialista de la dirección nacional tuvo que recordar a Armengol en la cadena Ser que la única línea roja que no se puede superar es la «ley», algo que la presidenta balear pretende ignorar con el único objetivo de desprestigiar al Gobierno del PP. Y tampoco parece lógico que desde las cuentas oficiales del Govern en las redes sociales se vaya en la misma línea de criticar las actuaciones judiciales y policiales. Las cuentas oficiales son eso, oficiales, y deben ceñirse a cuestiones oficiales, y no partidistas.

La ley es la ley. Es preocupante que la principal representante política de Balears no entienda que las líneas rojas se superan cuando un Govern como el catalán, y un Parlamento autonómico, aprueban leyes que van en contra de la Constitución, y que altos cargos trabajen con dinero público para organizar un referéndum ilegal. ¿De qué lado está Armengol? ¿De los que convocan referéndums ilegales o de aquellos que intentan hacer cumplir la ley? Pero lo que no debería olvidar la presidenta es que nos representa a todos.