Tras la aprobación el viernes pasado en Consejo de Ministros del proyecto de Presupuestos Generales del Estado para 2019, los primeros que presenta el Gobierno de Pedro Sánchez, han arreciado las muestras de decepción sobre la inversión estatal en Balears, que cae un 11,7%. Nuevamente nuestra comunidad se sitúa por debajo de la media de la inversión estatal, algo que sucede año tras año con independencia del color político del Gobierno central. Incluso la consellera de Hisenda del Govern, Catalina Cladera, afirmó que la cantidad era “claramente insuficiente” ya que se trataba de una bajada de 20 millones de euros, cuando en los anteriores Presupuestos del gobierno del Partido Popular la inversión estatal ya era baja. Nadie acusará a Catalina Cladera de ser de derechas, ya que es la candidata del PSOE para presidir el Consell de Mallorca.

Defensa a ultranza.
En estas circunstancias, la FSE-PSOE hace suyo el argumentario de la diputada Sofía Hernanz y sostiene que “son los mejores de los últimos años” para Ibiza. Para sostener tan contundente afirmación, los socialistas echan mano del incremento de la partida del descuento de residente para los viajes interislas y a la península. Una medida, no se olvide, que fue aprobada durante el mandato del presidente Mariano Rajoy ante la exigencia de Nueva Canarias, cuyo apoyo era indispensable para aprobar las cuentas públicas. Y a las que los diputados del PSOE votaron en contra.

Una situación peor.
Si las mismas cuentas elaboradas por el Gobierno de Pedro Sánchez fueran presentadas por un gobierno del PP, los mismos políticos socialistas que ahora las defienden, las criticarían sin dudarlo. Ya lo hicieron cuando la inversión en Balears era 20 millones superior a los “mejores presupuestos de los últimos años para Ibiza”. Que la situación ha empeorado es evidente. Y la defensa que se hace del Gobierno es alarmante, porque se esperaba mayor nivel de beligerancia en la defensa de los intereses de la ciudadanía balear y pitiusa. El clamoroso silencio sobre el trascendental asunto por parte de la presidenta del Govern, Francina Armengol, no pronostica nada bueno al respecto.