El cambio experimentado en los últimos años por parte de la sociedad de las Pitiusas en materia de concienciación medioambiental es notable. Pocos discuten ya la necesidad de avanzar en políticas de protección del entorno y la sostenibilidad medioambiental. Eso incluye un cambio sustancial en la movilidad, con la implementación progresiva de vehículos menos contaminantes. Sin embargo, no se trata solo de voluntad y concienciación, sino que se trata de un cambio en el modelo energético que afecta a ciudadanos, empresas y administraciones. De ahí que todo lo que suponga planificar las actuaciones a realizar sea no solo positivo, sino absolutamente imprescindible, pues el cambio es de tal magnitud y de tan gran calado, que debe debatirse en profundidad y analizarse todos los inconvenientes que puedan aparecer para minimizar su efecto.

Transición ineludible.
El Consell d’Eivissa ha presentado una hoja de ruta para avanzar en la transición hacia la movilidad eléctrica en Ibiza, con el objetivo de que todos los vehículos sean eléctricos en el año 2035. Hay que tener en cuenta que la Ley de Cambio Climático aprobada en el Parlament de les Illes Balears en febrero de este año, esta es la fecha tope en la que estará prohibida la circulación de vehículos a gasolina y aún antes, en 2025, los de motores diésel. Pero se trata de un cambio tan radical que debe implicar a toda la sociedad, pues no es algo que solo afecte a algunos ciudadanos o a los partidos políticos de un determinado color político.

Obstáculos que habrá que salvar.
Los vendedores de vehículos advierten que la gran diferencia de precio de un vehículo eléctrico a uno de combustión hará inviable la transición si no se acompaña de elevados incentivos que hagan atractiva -y viable- la compra de vehículos eléctricos a los usuarios particulares. No se trata solo de poner puntos de recarga, cosa en la que se ha avanzado pero que podría decirse que es lo más fácil de hacer. Aún hay mucho trabajo por delante para que la movilidad eléctrica sea una realidad.