La primera muerte de una persona con coronavirus en Mallorca ayer puso en evidencia que la lucha contra la COVID-19 en Balears es, todavía, una tarea inconclusa. Hemos de estar preparados para que en las próximas semanas crezca la cifra de afectados, coincidiendo con la evolución de una enfermedad ya considerada como pandemia por la Organización Mundial de la Salud. En este contexto, la presidenta del Govern, Francina Armengol, informó ayer de las medidas que se aplicarán en las Islas a partir de ahora, entre las que destaca la suspensión de la actividad en los centros docentes; decisión que tendrá un enorme impacto en las familias de Ibiza y Formentera. Ayer también se produjo tal cascada de cancelaciones que dejará las Pitiusas sin actividad social, cultural y deportiva durante, al menos, las dos próximas semanas.

Contención reforzada.
Armengol enmarcó el paquete de decisiones que pondrá el marcha el Govern dentro de la estrategia estatal anunciada por el presidente Sánchez, las cuales tienen por objetivo contener la expansión del coronavirus. El cierre, durante dos semanas, de toda la actividad docente supone, sin duda, un enorme contratiempo para miles de familias de las Islas; más si se tiene en cuenta que podría prolongarse. Otro tanto puede decirse de la reorganización de la atención sanitaria no prioritaria junto con otra serie de recomendaciones en diferentes ámbitos, todas ellas encaminadas a frenar el avance de la COVID-19 en las Islas. Estas decisiones se toman, a pesar de que Balears no es una de las zonas más afectadas del país. Al menos por el momento.

El papel de los ciudadanos.
El éxito de estas medidas está en función de la implicación ciudadana, aspecto en el que la presidenta Armengol puso ayer especial énfasis. El comportamiento individual también es esencial para minimizar el impacto de una contaminación que, según admiten los expertos, todavía no ha llegado a su pico en el número de afectados. Cada uno de nosotros ha de evitar, en la medida de lo posible, exponerse a situaciones de riesgo para reducir al máximo la posibilidad de contagio colectivo.