Los últimos datos sobre las reservas hídricas en Baleares, difundidos por el Govern, que incluyen las nevadas y precipitaciones de la borrasca Juliette, concluyen que se sitúan en un 62 por cien en marzo, nueve puntos más que el mes anterior y mejor balance que el de 2022, cuando eran del 58 por cien. Los datos no justifican la relajación de las medidas para el consumo racional del agua, entre otros motivos, porque el Pla de Mallorca lleva en situación de prealerta de sequía desde febrero de 2021. La falta de precipitaciones en marzo y abril augura una bajada de las reservas y que las unidades de demanda de Migjorn (Menorca) y Formentera entren en prealerta. La sequía se ha incorporado a la precampaña para las elecciones del 28 de mayo, provocando una batalla política entre el PSOE y el PP. El detonante ha sido la propuesta del PP, apoyada por Vox, para regularizar regadíos en el entorno de Doñana, rechazada por la izquierda. Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo están confrontando sus modelos sobre el agua y la política medioambiental.

El interés general

La ausencia de lluvia en los últimos meses plantea restricciones en el consumo de agua que no se aplicaban desde hace años. Al no haber llovido, los agricultores reclaman ayudas directas y fiscales y también la flexibilización de la nueva PAC porque no podrán cumplir los requisitos que les exige la Unión Europea.

Imprevisión y responsabilidad

El Gobierno advierte que si no llueve en los próximos dos meses, se impondrán limitaciones que pueden llegar a la reducción de la presión del agua y cortes horarios. En cualquier caso, hubiera sido más acertado y con un criterio de mayor previsión que las administraciones hubieran actuado antes, en lugar de confiar en que llueva durante las próximas semanas. Instituciones, empresas y familias debemos actuar con responsabilidad para no malgastar un recurso tan escaso como el agua.