El pasado miércoles la Comisión Internacional Independiente para Kosovo presentó en Nueva York y Estocolmo su informe sobre la intervención aliada y los bombardeos sobre Serbia, el que ya es conocido como «Informe Kosovo». En él se analizan en términos muy críticos, tanto los aspectos legales que llevaron a la intervención, como los errores técnicos y estratégicos que se produjeron a lo largo de la misma. En primer lugar, el documento establece sin lugar a dudas que la acción militar de la OTAN fue ilegal, puesto que no contó con la aprobación del Consejo de Seguridad de la ONU. Si bien, en un extremo aunque poco convincente esfuerzo, concluye que fue «legítima», por cuanto se habían agotado todos los canales diplomáticos y no había otro medio para detener los asesinatos y atrocidades que en Kosovo se estaban produciendo. Igualmente el informe pone de relieve el tremendo error cometido por la OTAN al creer que una breve campaña de bombardeos sería suficiente para lograr un acuerdo, subestimando así "como después se demostró" el riesgo de que el Gobierno serbio decidiera atacar a los albaneses de Kosovo. Pero quizás la parte más interesante del informe es la que se refiere a todo lo que se pudo hacer "y no se hizo" con anterioridad, a fin de evitar que las cosas llegaran tan lejos. Es evidente que si la comunidad internacional hubiera adoptado enérgicas medidas a principios de los 90, los bombardeos de 1999 no habrían tenido por qué llevarse a cabo. Está claro que todo el contenido del informe no añade prácticamente nada a lo que estaba en el sentir de una mayoría de opinión atenta, y que fue suficientemente expresado, antes y durante el conflicto, por la prensa internacional. Y al respecto, hay que insistir en la necesidad de que los organismos supranacionales actúen con mayor celeridad en la prevención de los conflictos. Del mismo modo que es obligado articular un marco legal que imponga mayores restricciones a esas denominadas intervenciones militares con carácter humanitario que, en la mayoría de ocasiones, pueden evitarse. Los elementos para la reflexión ya están sobre la mesa. Ahora se trataría de que se actuara en consecuencia.