La actualidad de la semana en las Pitiüses ha venido marcada por los precintos de los apartamentos Tropical Garden, por parte del Consell, y de la discoteca Angel's, por el Ayuntamiento de Eivissa, dos casos que aunque puedan parecer distintos por el tipo de actividad que desempeñan están estrechamente relacionados entre sí. Las Pitiüses, como importante destino vacacional, han sido y son un lugar apetecible para desarrollar cualquier tipo de negocio turístico, y por este mismo motivo atraen a personas a las que tan solo les mueve el afán por hacer dinero rápido. Es ley de vida, en esta sociedad donde la tentación del dinero provoca que se cruce tan frecuentemente la frontera que separa la legalidad de la ilegalidad, frontera que en estas tierras durante años no ha existido por culpa de la pasividad política de nuestros gobernantes.

La permisividad por parte de la administración con la que hemos convivido durante muchos años, y que todavía practican muchas instituciones, ha permitido que negocios como el Tropical Garden y semejantes sigan funcionando, a pesar de los embargos, avisos y precintos, advertencias administrativas éstas que en muchas ocasiones tan solo se realizan de cara a la galería o por la presión vecinal o mediática, y que con el paso del tiempo se guardan el cajón de los recuerdos. Y es por culpa de esta ya casi histórica permisividad por la que la gente cae en la tentación de la ilegalidad. Si ves que tu vecino amplia un bar, un hotel, una hamburguesería, una discoteca o una caseta varadero o construye en un espacio protegido o en la cima de una montaña sin permiso y no pasa nada, lo normal es que tú caigas en la tentación, sobre todo si hay negocio rápido de por medio. Es la herencia de una industria que en muchos casos no nació regulada y que con el paso del tiempo ha degenerado en la situación actual.