Las inoportunas manifestaciones de dos senadoras del Partido Popular, Navarro de Paz y Mora, en las que señalaban a Formentera como un lugar de veraneo «donde la gente va a divertirse y no a pleitear» o situaban a la isla con una población muy por debajo de la actual han puesto de relieve una vez más el desconocimiento que desde muchas instituciones se tiene de la realidad de Formentera. Para mayor gravedad del asunto estas afirmaciones son parte de la respuesta a una propuesta de EU llevada a la Cámara Alta sobre las necesidades judiciales en la isla y además allí estaba presente el senador por Eivissa y Formentera, Enrique Fajarnés, también del Partido Popular, que acusó una clara falta de reflejos, ya que por lo menos debería haber recriminado a sus compañeras de partido al escuchar semejantes argumentos.

Las declaraciones de estas dos mal informadas senadoras ponen de relieve una vez más el escaso conocimiento que tienen muchos políticos de la realidad pitiusa. Son muchos los ejemplos de las carencias que tiene la isla, como también lo son las que padece Eivissa en transporte, sanidad, vivienda, infraestructuras judiciales, policiales, etc. Lo que ocurre es que en la pitiusa menor estos problemas, por la consabida doble insularidad, se acentúan, y se acrecientan también con la estacionalidad de su economía. Para atajar las carencias de Eivissa y Formentera, como de cualquier población, lo primero que hay que hacer es conocer la realidad de cada isla. No vale, como explicó la senadora en su intervención, ceñirse a un antiguo censo de habitantes para rechazar un juzgado en la isla porque el número de ciudadanos no es suficiente. Ahí esta el caso de Hierro, que con 8.000 habitantes cuenta con juzgado y hospital, por ejemplo. Con políticos que manejan argumentaciones como éstas difícilmente se podrán arreglar algún día los problemas de Formentera.