El saldo trágico del desplome de un edificio en la calle Rodríguez Arias de Palma "siete víctimas mortales" obliga a exigir una investigación en profundidad que explique lo ocurrido, entre otras razones porque debe ser el punto de partida para evitar que puedan suceder tragedias similares en el futuro. Los primeros testimonios dejan constancia de las advertencias hechas por los vecinos sobre el pésimo estado del inmueble, las cuales "es un dato que todavía no ha podido ser contrastado" habían requerido un informe técnico al Ajuntament que descartaba un peligro inminente.

Como suele ocurrir en este tipo de sucesos, no es sólo un motivo el que desencadena el derrumbe, varios son los factores que suelen influir en el colapso de un edificio. El hecho de que ya había cumplido medio centenar de años, la utilización de marès o la existencia de una dependencia en desuso en la planta baja desde hace dos décadas no son, en principio, causas suficientes para una justificación convincente de lo ocurrido.

La Administración, tanto autonómica como municipal, tiene ocasión de poner a prueba su capacidad de respuesta frente al desastre de la calle Rodríguez Arias "el precedente de los daños ocasionados por el vendaval de hace dos años con ayudas todavía pendientes de entregar a los afectados no es precisamente alentador". Además de atender las necesidades de los supervivientes y afectados que lo han perdido todo, los políticos deben asumir el compromiso de extremar todos los esfuerzos para garantizar una normativa y unas inspecciones eficaces sobre el control de los edificios que muestran síntomas de deterioro, como el de Rodríguez Arias, que ha segado en segundos siete vidas.