Sostienen los políticos ibicencos que Ibiza es la marca turística más importante del mundo. Estoy seguro de ello. Basta echar un vistazo a las redes sociales para entender la importancia de la marca Ibiza en los cinco continentes, muy encima del resto de islas del Mediterráneo. Que lleguen a la isla personajes de primer nivel es una muestra del potencial que tiene la marca Ibiza en todo el mundo. Por eso hay que indignarse aún más cuando, a estas alturas, la isla sufre graves problemas de agua, que los acuíferos estén al límite, y que las desaladoras lleven funcionando a pleno rendimiento desde finales de mayo. Lamentablemente, la marca Ibiza ha estado muy por encima del nivel de los políticos (todos en general) que han dirigido los destinos de esta isla durante estos años. Los culpables son todos sin excepción, de un color y de otro. No ha habido previsión, ni amplitud de miras hacia el futuro, y ha faltado la reivindicación. Por supuesto, solo se quejan de Palma y Madrid en los papeles porque a la hora de la verdad, en las instituciones donde tienen voto, han sido muy dóciles. Que haya una desaladora en la isla sin utilizar es un escándalo mayúsculo. Y que la empresa que la construyó, Aqualia, siga sin tener noticias del Ministerio de Medio Ambiente varios años después de acabar la obra demuestra hasta qué punto (de mal) se gestionan las cosas. ¿Alguien cree que si la desaladora de Santa Eulària dependiense exclusivamente de la empresa privada estaría parada, sin funcionar? Las empresas privadas, las que se juegan su dinero cada mes, no pueden mantener los problemas eternamente. Desgraciadamente las instituciones sí, sobre todo porque los políticos no pagan de sus bolsillos ni sus errores ni su incompetencia.