Y de regalo una isla. El planeta fútbol se ha vuelto loco y el dinero lo compra todo. El domingo se casó en Portugal un figura. No es jugador, ni entrenador, ni directivo pero se podría decir que mueve los hilos de las principales Ligas del mundo poniendo y quitando jugadores a su antojo. El superagente Jorge Mendes se casó ante 400 selectos invitados y con Cristiano Ronaldo de testigo. La fiesta costó más de medio millón de euros. Entre 10 y 50 millones de euros se gastó CR7 en su regalo. Cristiano tuvo un gesto hacía su padre futbolístico/crematístico y le regaló a la pareja una isla.

El universo paralelo en que vive esta gente no deja de sorprenderme. Ese momento inolvidable de Jerry Maguire en que Cooba Gooding Jr le pide un supercontrato a Tom Cruise, ese ‘enséñame la pasta’ no vale con Mendes. Él es el que manda. Él es el que hace unos meses se cargó a Amadeo Salvo, quien murió de éxito en la presidencia del Valencia. Mendes ya tiene su isla en Grecia. Ahora Amadeo Salvo también también busca su isla.

El empresario de éxito aterriza en la isla para hacerse con las riendas del muerto y resucitado por enésima vez UD Ibiza-Eivissa. Amadeo lo tiene claro: «Ibiza es una de las marcas potentes del mundo. Imagínese el equipo de Ibiza en Primera División comparado con lo que es, por ejemplo, Villarreal». Dice que se trata de una apuesta a largo plazo, diez o doce años. Y es que Eivissa, con sus pros y sus contras es sinónimo de éxito. El domingo, unas doscientas personas esperaron durante horas la llegada de un taxi en el aeropouerto. Es el reverso del hecho de que por la terminal entrasen más de 40.000 personas a la isla.