Los políticos de Vila deberían dejar de marear la perdiz y de marearnos a todos los ciudadanos. Lo primero que deberían hacer es explicarle a la gente que el puerto de Vila no es de los ibicencos sino que pertenece a la Autoritat Portuària de Balears (APB). ¿Qué significa esto? Pues que el ente portuario puede hacer y deshacer a su antojo, digan lo que digan nuestros representantes en Can Botino, que por lo visto dista mucho de lo prometido en campaña y mucho menos de lo que decían durante la pasada legislatura. Pero a esto último ya nos tienen acostumbrados. Dicho esto, creo que la ciudad ha perdido una oportunidad histórica para que la primera línea del puerto y el barrio de La Marina y alrededores volvieran a recuperar el esplendor de antaño durante el invierno. Y para ello, el dique de es Martell era una pieza fundamental. Voces como la del Colegio de Arquitectos apostaban por instalar allí la sede del Club Náutico; una entidad social con gran arraigo en la ciudad que atraería a gente durante todo el año y revitalizaría la zona. Los grandes yates, que son un auténtico atractivo turístico, sólo permanecen anclados en el muelle de Levante escasos meses al año y desaparecen cuando La Marina más los necesita. No hace falta mencionar que el aparcamiento subterráneo es otra de las infraestructuras básicas para el futuro de esta emblemática zona. Es incomprensible que durante el invierno es Moll sea un desierto con el 90% de sus comercios y restaurantes cerrados. Luego podemos ir presumiendo de que vivimos en la isla más maravillosa del mundo.