Sólo 183 han votado en el sondeo telemático sobre la carretera de Santa Eulària impulsado por el Consell d’Eivissa. Una votación que no ha despertado el más mínimo interés porque la reforma ya estaba decidida de antemano gracias al proyecto de participación llevado a cabo durante las dos últimas legislaturas. Más de 4.000 euros desaprovechados en un pseudoreferéndum que pone de manifiesto que algunos de nuestros gobernantes viven en un mundo paralelo al real. Un mundo en el que, al parecer, es posible sacarse un conejo de la chistera en forma de pseudoreferéndum cuando un proyecto que tiene el consenso de los vecinos afectados no es de mi agrado. Y claro, como el dinero que hay en la caja no es de nadie, pues p’alante. Sin embargo, lejos de hacer autocrítica y asumir que la consulta ha sido un error, le echamos la culpa a los de siempre. «La campaña de desprestigio de la consulta por parte del PP ha contribuido a reducir la participación», dijo el jueves pasado Viviana de Sans. Pues no. En la votación telemática no han participado ni 200 personas porque todo el mundo era consciente de que no servía para nada. En la presentación de los resultados la vicepresidenta podemita también se sorprendió de que casi un 51% de los ciudadanos no conociera el proyecto en profundidad, un porcentaje casi idéntico al de la abstención en las últimas elecciones al Consell d’Eivissa, por lo que de sorprendente no tiene nada. Ahora, lo que tiene que hacer el equipo de gobierno de la máxima institución insular es aprobar lo antes posible el proyecto consensuado con todos los sectores afectados y arreglar el caos circulatorio que tiene la vía, porque para eso el pueblo les eligió y cobran un sueldo generoso a final de mes.