Si hay un atraco perfecto es el de la película de Forqué Atraco a las tres porque tras preparar López Vázquez y sus compañeros del banco minuciosamente el atraco, el día autos, cuando iban a cometerlo se presentaron unos atracadores de verdad. En realidad el de López Vázquez fue el atraco perfecto porque no llegó a cometerse. Luego está el atraco al tren-postal de Glasgow que pudo ser perfecto, pero no lo fue porque los delincuentes se dejaron las huellas dactilares jugando al Monopoly, en el tablero, y gracias a eso los pillaron. Pero ha tenido que ser uno con DNI español, Carles Puigdemont, que así, a lo tonto, nos ha dejado a todos perplejos y en realidad ha cometido el atraco perfecto y eso que parecía un individuo escaso de mollera cuando en realidad es todo un genio. Mientras Junqueras y los Jordis iban como cabestros a la Audiencia Nacional para que los metieran en la cárcel donde siguen jugando al fútbol, el saltimbanqui Puigdemont, con ayuda de su cuerpo de policía privada, hacía una cabriola y se iba a Bélgica no sé si en el maletero de su coche de lujo. Parecía que se iba a complicar la vida con órdenes de búsqueda internacionales o que un comando de los Geo iba a ir a traérselo en plan Rambo o que no quedaba otra que contratar a Chuck Norris para pillarlo en Waterloo, pero hete aquí que al final si ha conseguido la independencia simbólica, se ha montado un país en la nube belga, le van a mandar dinero a espuertas, va a recibir en su sanctasantórum estelado a los peregrinos catalanistas y va a vivir, tras cometer uno de los delitos más graves del ordenamiento jurídico, como Dios. ¡Menudo crack eres Carles!