Conozco al prior benedictino de la abadía de la Santa Cruz del Valle de los Caídos, padre Santiago Cantera. Es un excelente historiador con numerosas publicaciones sobre la Alta y la Baja Edad Media. Recientemente asistí a unas conferencias que dio sobre la Acción Social de la Iglesia. En todo este asunto de la exhumación de Franco, tanto el papa Francisco como la Conferencia Episcopal han dejado solos a los benedictinos y a él, con toda la maquinaria del Estado versus Tesinando Sánchez sobre sus cabezas. Voy a ver al padre Cantera a la hospedería del Valle y veo que sobre unas mesas hay un montón de tomos editados por el Centro de Estudios Sociales. Pillo uno al azar sobre la Acción Social de la Orden Benedictina y me encuentro con un artículo sobre la fundación benedictina de Nueva Nursia (Perth) en la que tuvo un papel protagónico el ibicenco Fulgencio Torres y en el mismo tomo hay otro artículo de Jorge Demerson sobre el benedictino y primer obispo de Ibiza, don Manuel Abad Lasierra.

El estudio de Demerson es impresionante porque describe cómo era Ibiza en el siglo XVIII y como Abad Lasierra se encontró con una Isla con un tipo de vida muy primitivo y una situación de pobreza extrema. Los hombres apenas trabajaban y todo el peso lo sobrellevaban las mujeres. Pese a tener fuentes e incluso un río, donde se podían hacer arrozales, la agricultura era de secano. Los hombres no querían ser labradores porque eso era algo que venía de esclavos moros. Apenas se pescaba y Abad Lasierra consiguió que se montaran almadrabas y se salara el pescado dado que si algo sobraba en la Ibiza dieciochesca era la sal. El benedictino Abad Lasierra recorrió lbiza de cabo a rabo, creó parroquias, fomentó la educación y fue el político que más hizo prosperar Ibiza. Gracias a sus ideas la Isla pegó un gran salto en el tiempo.