En la orwelliana 1984 la sociedad era consciente de que estaba siendo dominada. Hoy no tenemos esa consciencia de dominación. La pandemia del coronavirus podría llevarnos a una sociedad de vigilancia total, bajo el control del régimen chino. Vivimos en un feudalismo digital. Los señores feudales digitales nos dan la tierra gratis y nosotros la tenemos que arar. Al final, los señores se llevan la cosecha. En esta era de feudalismo digital, tenemos pocas alternativas más que aceptar, con un clic, un conjunto de términos y condiciones largo y enrevesado. Los datos personales están convirtiéndose en la mercancía más valiosa del mundo. No hace falta ser experto en la materia para darse cuenta de que la pandemia nos conduce hacia un régimen de vigilancia biopolítica. El poder biopolítico penetra hasta en los más mínimos detalles de la vida. China ha creado una sociedad disciplinaria digital que permite un control sin fisuras de la población. El Estado sabe dónde estoy, con quién, qué hago, en qué pienso, etc. La pandemia pone en evidencia la diferencia cultural entre Asia y Occidente. El modelo asiático aplica medidas disciplinarias radicales que encuentran su rechazo en el modelo occidental. La sociedad liberal no contempla hacer de las personas, individualmente, el objeto de la vigilancia, según Byung-Chul Han, filósofo de origen surcoreano y docente en Berlín. Por eso, la medida que adopta la sociedad liberal es el cierre, con consecuencias económicas catastróficas. Byung-Chul Han apunta que Occidente llegará pronto a una conclusión fatal: que lo único capaz de evitar el cierre total es una biopolítica que permita tener acceso ilimitado al individuo. Reconocer esto, en palabras de este filósofo y docente, significa el fin del liberalismo. ¿Occidente se verá obligado a abandonar sus principios liberales?