Atodos sorprendió que ante la avalancha de nuevos brotes de contagio que ha acabado desembocando en la segunda ola de expansión del virus y con la experiencia a cuestas de todo lo ocurrido con la primera, incluyendo las nefastas consecuencias que tuvo muy especialmente para nuestras islas; no se tomaran medidas especificas para proteger nuestro territorio insular, ya que nuestra realidad territorial así parecía aconsejarlo.

La pandemia ha provocado que la debacle económica y social se haya cebado dramáticamente con nuestra comunidad autónoma. La precipitación en la desescalada posterior al primer estado de alarma, provoco el fracaso de los planes que se pretendían aplicar para que el virus afectara lo menos posible a nuestra principal industria, el turismo. De todos es conocido lo que acabo ocurriendo y que la temporada turística se dio por finalizada nada más empezar.

Durante meses se han mantenido numerosas reuniones para tratar de consensuar formulas y medidas que puedan establecer una base solida desde el punto de vista de seguridad sanitaria, con el objetivo de que las Islas Baleares sean un destino seguro tanto para los residentes en las mismas, como para los potenciales turistas que puedan visitarnos.

Finalmente ha acabado aprobándose la exigencia de presentar una PCR negativa por parte de todos los pasajeros procedentes de aquellos países denominados de riesgo. En Baleares el control es más sencillo, ya que a nuestro territorio solo se puede acceder por vía aérea o marítima y por tanto estableciendo los filtros necesarios en nuestros aeropuertos y puertos se puede garantizar el cumplimiento efectivo del citado control.

Pero efectivamente y como se ha recalcado desde nuestras islas, esta medida resulta insuficiente, ya que no basta con controlar a los viajeros procedentes de otros países y resulta imprescindible establecer algún tipo de control sobre aquellos que llegan procedentes de cualquier puerto o aeropuerto de nuestro propio país. Cabe recordar situaciones realmente absurdas que se han venido dando recientemente, como que mientras se prohibía el trafico aéreo con la mayoría de países por la elevada incidencia del covid en los mismos, en nuestro país no había restricción alguna de movimientos que limitara la capacidad de desplazarse de una comunidad autónoma a otra y ello a pesar de que en varias de ellas la incidencia de la pandemia era muy superior a la de algunos países.

Por otro lado también vale la pena recordar que si bien es necesario aprobar medidas que aporten mayor garantía a la hora de poder recibir visitantes, no debemos olvidar que para que las mismas tengan el efecto deseado resulta imprescindible que se tenga como mínimo la capacidad de hacerlas cumplir a rajatabla y eso es precisamente lo que no esta ocurriendo. Tanto las leyes, como las diversas medidas que se imponen, solo sirven si se hacen cumplir.

Y para comprobar que ha habido una absoluta falta de control férreo, basta recuperar algunas noticias muy recientes. El primer día de obligación de presentar una PCR negativa para los pasajeros procedentes de países en situación de riesgo, buena parte de ellos reconocieron que a su llegada a España, nadie les había reclamado la presentación de la citada prueba. En los puestos habilitados para controlar las entradas de esos pasajeros, se les pedía el citado documento tan solo a algunos escogidos de forma aleatoria. Eso ni es garantía ni aporta el grado de seguridad que se establece con la medida aprobada.

Lo mismo ocurrió en diversos aeropuertos de comunidades autónomas sometidas a un cierre perimetral; a muchos pasajeros de los vuelos con destino Baleares no se les solicitaba ni en origen ni en destino la justificación que pudiera permitirles abandonar ese territorio. Con ello en nuestras islas ha estado entrando una cantidad ingente de personas procedentes de territorios con una altísima tasa de incidencia sin ningún tipo de control.

Por todo ello, sería de agradecer que cuando se aprueban unas medidas de control que más que necesarias, son imprescindibles; quien corresponda se asegurara de que las mismas se van a cumplir a rajatabla. Lo que hace falta es efectividad ya que si todo queda en meros anuncios, las medidas caen en saco roto y no sirven para nada. Nos jugamos mucho, vale la pena ser estrictos.