Tengo dos pies izquierdos, tal vez porque soy muy zurda, escasa coordinación, no memorizo pasos ni coreografías y no sé dejarme llevar, deploro las sevillanas, no sé cómo bailar la música house y me muevo exactamente igual ante una canción de ‘Hombres G’ que con un tema de ‘The Cure’, pero a pesar de estas carencias no saben cuánto necesito volver a saltar en un concierto. En los últimos días este ha sido el tema recurrente de conversación con todos mis amigos de Ibiza, de Madrid o de Aranda, no importa el lugar, solo sabemos el destino. Cuando podamos vernos de nuevo o salir de la isla, lo haremos juntos en una plaza donde desgañitarnos y poder danzar hasta caer exhaustos. La música tiene tanto poder, es tan terapéutica, canalizadora de energías, templadora de nervios, evocadora de recuerdos, ilustradora de sentimientos e hipnótica, hasta ser capaz de obligarnos a mover las caderas sin ser capaces de impedirlo, que su ausencia nos duele.
Volveremos a bailar
29/11/20 4:01
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