Un niño mirando una tableta. | Pixabay

Que conste que no soy un talibán anti-tecnología, tengo muy claro que la era digital nos facilita e incluso nos ayuda a vivir mejor. Durante estos tiempos de pandemia y cuarentena los aparatos tecnológicos nos han posibilitado el contacto con nuestros seres queridos, nos han favorecido el trabajo desde casa, nuestros hijos han podido mantener la relación con el sistema educativo, etc. sin duda son necesarias e imprescindibles en nuestro día a día.

De la misma manera que en el ámbito laboral , educativo, informativo o comunicativo nos pueden ayudar, en ámbito del ocio y tiempo libre lo digital puede ser perjudicar. Las teorías clásicas de la pedagogía familiar establecen el ocio y el tiempo libre como el espacio de mayor crecimiento familiar. Principalmente porque es un momento libre de obligaciones, donde se crean experiencias conjuntas, se reparan los conflictos creados por las responsabilidades educativas, cada uno de los miembros puede comportarse de manera más natural y libre, se crean sinergias positivas entre los diferentes sistemas familiares, la comunicación entre padres e hijos se aleja del «ordeno y mando», etc. en definitiva es un tiempo esencial en el funcionamiento familiar.

Un aspecto indiscutible de la tecnología es que su uso produce un aislamiento del entorno. Esta desconexión conlleva a una incomunicación con las personas que te rodean y un retraimiento de las relaciones. Al utilizarlas se genera tanta concentración que se deja de prestar atención a todo lo que pasa alrededor. Cuando su uso se concentra durante el ocio y tiempo libre se pueden ver afectados aquellos elementos reparadores y de crecimiento familiar que nos posibilita compartir el espacio sin obligaciones. El ocio deja de ser algo conjunto y se convierte en un tiempo de aislamiento individual. Todos sabemos cuanto cuesta separar a un menor del móvil, la tablet o la consola. Preferirá pasar su tiempo jugando que en cualquier otra actividad familiar, dado que la mayoría de ellas les parecerán aburridas en comparación con la sobreestimulación digital.

La publicidad intentará vender en estas fecha la tecnología como algo familiar, saldrán padres e hijos jugando juntos y divirtiéndose, pero la realidad es que el menor utilizará las pantallas mayoritariamente en solitario o con otros jugadores en formato on line. Si buscas compartir momentos divertidos en familia elige juegos analógicos donde es necesario que haya más de un participante. Por otra parte, para los más pequeños no sustituyas los juegos tradicionales por aplicaciones tecnológicas, un puzle de madera, pintar con acuarelas, tocar un libro, jugar con un muñeco, etc. generará mayores estímulos positivos que hacerlo a través de una app en la pantalla.

Cuando pienses en regalar tecnología reflexiona que estás entregando un «aparato» que en gran medida favorecerá el individualismo, el aislamiento, la desconexión familiar e incluso las discusiones familiares por la dificultad de gestionar el tiempo de uso.

ivancastroconsulta@gmail.com