Nacho Cano y Pedro Matutes en la fachada del Teatro Pereira.

Creo que pocas personas de mi generación son capaces de escuchar el nombre de Nacho Cano sin sentir nada. La mayoría tenemos su música como parte de la banda sonora de nuestras vidas.

Por eso, saber que será él quien llevará la dirección artística del Teatro Pereira en su nueva etapa me parece todo un notición. Y por eso me ha sorprendido la frialdad con la que ha sido acogida la noticia. Sobre todo por parte de algunos políticos como el alcalde de Vila, Rafa Ruiz.
Yo pensaba que el socialista era sensible. O, al menos, esa es la imagen que transmite en sus redes sociales, siempre plagadas de emoticonos cursis a más no poder. Pero no.

La actitud del primer edil ha sido la del silencio más absoluto ante algo que debería alegrarle puesto que la ciudad cuyos dineros gestiona va a ser la beneficiaria del trabajo de un artista de primer nivel.

Me sorprende que no se alegre de que Cano vaya a dirigir el Pereira y que, a la vez, se haga entusiasmado fotos con Salt Bae, chef cuya existencia yo ignoraba pero que parece que es lo más.

Así que he buscado las dichosas imágenes y lo que he encontrado es algo bastante macarra, eufemísticamente hablando.

Ahora me parece lógico que Ruiz no aprecie el trabajo de Cano si lo que a él le conmueve son los chuletones cubiertos de oro de 24 kilates que entusiasman a Mohamed VI, Nicolás Maduro o Lionel Messi.