Imagen de la pasarela de s'Estany des Peix. | Archivo

Estos días estoy recordando con mucha frecuencia a «Pepe Gafez» un personaje histriónico de los programas televisivos de Alfonso Arús en los 90. Gafez vestía de amarillo con unas enormes gafas y tenía la particularidad de gafar todo lo que tocaba al grito de «Que mala suerrrrrrte» con el acento canario del cantante José Velez, en quien estaba inspirado.

En sueños me ha parecido ver a Pepe Gafez subiendo y bajando las escaleras del Consell de Formentera. Eso explicaría la mala suerte que está teniendo la institución en una serie de asuntos, que se han ido torciendo en los últimos meses.

La maraña de los quioscos, las hamacas y las sombrillas ha sido el culebrón de la temporada con manifestaciones, reproches entre socios de gobierno para acabar montando los mismos garitos a finales de junio.

A todo esto, de la noche a la mañana, apareció una pasarela flipante en s’Estany des Peix, parque natural y entorno a proteger especialmente.

A ello debemos sumar el mosqueo por la regulación de las muchas embarcaciones que han quedado fuera.

Pepe Gafez debió de pasarse por ses Illetes y es Pujols, ya que a la hora de recoger la posidonia muerta amontonada, se estropeó la pala mecánica, que tardó tres semanas en estar operativa.

El último gafe ha sido el del parking de es Pujols, el único regulado de toda las isla. Hace dos meses que el ordenador está estropeado, con lo cual las barreras están arriba y puede aparcar todo hijo de vecino, sin pagar un duro. Eso ha provocado el consecuente mosqueo de los usuarios que han pagado religiosamente sus abonos para la temporada y cuando quieren estacionar, el parking está lleno. En mis sueños me ha parecido ver también a Llorenç Córdoba en su butaca, acariciando suavemente un gato siamés y leyendo este periódico.

Queda menos de un año para las elecciones.