Cova des Culleram. | Archivo

El velo de la diosa Tanit descubre una parte radiante de su misterio. ¿Estará la altiva y dulce princesa Salambó entre los arqueólogos del congreso fenicio-púnico que se celebra en Ibiza? El pintor y pirata Santiago Rusiñol quisiera entonces raptarla, tal y como hizo con numerosos tesoros milenarios ibicencos que se llevó, hará cien años, a su casa de Sitges.

Ybsm, Ibosim, Ibiza, la Isla de Bes, fue la joya del imperio de Cartago. Los    fenicios quedaron prendados por su belleza y riqueza salina, un aire que se puede besar y la benevolente fuerza telúrica, sus manantiales de agua dulce y fértil tierra rojiza. Una isla tan gozosa debía ser la morada del dios más cachondo y riente, protector de niños, al.lotas y amantes, adorado por cazadores pigmeos y bailarinas de Egipto hasta llegar, por ese contagioso sincretismo de los pueblos politeístas, al panteón de los mayores navegantes de la Antigüedad.

Ya entonces se creía que Ibiza era también una privilegiada plataforma donde era más suave la zambullida en el más allá. Por eso hay tantas necrópolis y las viñas ofrecen un vino fuerte que resucita el ánimo de los vivos. En Ibiza no hace falta matar un turista, como recomiendan en Sicilia, para enriquecer la vendimia Y me gusta la leyenda del nacimiento del gran general Aníbal Barca en Conejera, escapando del sacrificio a que lo condenaban en Cartago.

También abundaba la prostitución sagrada, relacionada con el culto a la gran diosa lunar, Tanit, que tenía su templo ibicenco en la cueva de Es Cuieram. Una cueva donde todavía hoy se descubren ofrendas y amantes enroscados en las volubles ondulaciones del eterno femenino, que irradia con fuerza en Ibiza.