El ex presidente Vicent Torres.

El Consell d’Eivissa ha aprobado sus presupuestos para el año 2023, gracias a los votos favorables de los siete consellers de PP (6) y Ciudadanos (1), los dos partidos que gobiernan en coalición desde julio de 2019. De este modo, el presidente Vicent Marí afronta con relativa tranquilidad el tramo final de su mandato al frente de la institución insular, a falta de confirmación oficial de que optará a la reelección en los comicios a celebrar el domingo 28 de mayo del año próximo.

Como es natural, los partidos de la oposición, PSOE y Unidas Podemos, votaron en contra del proyecto de cuentas públicas, del mismo modo que PP votó siempre en contra de los presupuestos de la izquierda, por buenos que pudieran ser. Forma parte de la lógica política y por más que, hipócritamente, unos y otros se rasguen las vestiduras, lo más que en determinadas circunstancias todos están dispuestos a hacer, es abstenerse. No es este el caso, como tampoco lo es en Sant Antoni, donde PSOE y Podemos no están dispuestos a salvar el proyecto de presupuestos de PP y Cs, tras la enésima cacicada del tiranillo de Proposta per les Illes (El Pi), Joan Torres.

Cualquier partido político es clientelista. El mero diseño de unos presupuestos por parte de una institución pública y su aprobación por el órgano competente es, por sí mismo, un ejercicio puramente clientelar. Y también muchas iniciativas legislativas lo son, como estamos comprobando con la modificación del Código Penal para una redacción del artículo relativo a la sedición y la malversación. Este cambio normativo de una Ley Orgánica no obedece a ninguna demanda social ni a una necesidad real. Se trata de una contraprestación política a cambio de la aprobación de los presupuestos generales del Estado por parte de Esquerra Republicana.

CLIENTELISMO POLÍTICO

Según el diccionario de la RAE, clientelismo es «práctica política de obtención y mantenimiento del poder asegurándose fidelidades a cambio de favores y servicios». La definición se ajusta como un guante a lo que está perpetrando el Gobierno de PSOE y Unidas Podemos, presidido por Pedro Sánchez, que intercambia una relajación de determinados tipos penales que afectan a determinados dirigentes del proceso independentista y que fueron condenados por ellos, a cambio de la aprobación de las cuentas públicas, lo que garantiza un final de legislatura relativamente plácido.

Que, en estas circunstancias, el líder de los socialistas ibicencos se atreva a calificar los presupuestos del Consell d’Eivissa de clientelares, es un nuevo ejercicio de hipocresía y fariseísmo que pone en evidencia que Vicent Torres tiene la cara más dura que el titanio, algo que ya sabíamos porque hace falta tener poca vergüenza para seguir en su escaño y cobrando cada mes, pese a haber puesto en peligro la continuidad de una organización sin ánimo de lucro como Amadiba.

Vicent Torres denuncia que el Consell d’Eivissa planea repartir ocho millones de euros en subvenciones, «a dedo y sin concurrencia» antes de las elecciones. «Y eso sin contar el dinero en propaganda», se lamenta el expresidente. De «sa repartidora» de publicidad institucional en que se ha convertido el Govern balear que preside Francina Armengol, Torres no tiene nada que decir. Porque si el dinero invertido en propaganda lo destina una institución gobernada por el PSOE y Unidas Podemos, le parece perfecto; pero si la propaganda la hacen PP y Cs, le resulta insufrible y la califica de «clientelar».
Desde luego, bien está que ahora los socialistas miren con lupa los gastos de FECOEV, pero hubiese sido mejor que lo hicieran durante la legislatura que ellos gobernaron aquella empresa pública. No se hubiesen encontrado con la sorpresa de que una consellera socialista pagaba cremas faciales y gastos de peluquería con la tarjeta de crédito de la institución.

¿Cómo pretende Vicent Torres parecer creíble con el descontrol que hubo durante su época de presidente del Consell d’Eivissa, donde además de Amadiba, también los clubes deportivos se quedaban sin cobrar las subvenciones concedidas? Con la de cosas que hay para reprochar al gobierno insular de Vicent Marí, los socialistas se dedican a meter el dedo en el ojo a sus rivales políticos, torpemente, en asuntos en los que más valdría que callaran, aunque sólo sea por prudencia y autoprotección. Pero no hay nadie a los mandos. Y así les va.