Antonio Lorenzo.

El candidato a alcalde de Sant Antoni por el PSOE-Reinicia, Antonio Lorenzo, ha pedido disculpas públicamente por conducir beodo. Es un acto que le honra y hay que reconocerlo. Sin embargo, si lo que pretende es que, con esa petición de perdón, admitiendo que cometió un error al conducir habiendo bebido alcohol, el asunto quede zanjado, entonces hay que presumir que Lorenzo aún sigue muy perjudicado y no ha recobrado la plenitud de sus facultades.

El joven político portmanyí se ha hartado durante el mandato del alcalde popular Marcos Serra de acusar al PP de promover el turismo de borrachera en Sant Antoni. ¡Qué paradoja! Tan bien lo habrá hecho que incluso el líder de la oposición y aspirante a primer edil ha acabado sucumbiendo al turismo de excesos y protagonizando un episodio lamentable que le puede pasar a cualquiera, en efecto, pero que le inhabilita moralmente para ser alcalde. Porque él liderará una lista electoral para ser la primera autoridad local, que no es ser cualquiera.

Andan los socialistas restando importancia al desliz de su alcaldable y acusando al PP de usar el lamentable suceso que le puede pasar a cualquiera, para tapar el «escándalo» de la contratación de una empresa de eventos para organizar eventos del Ajuntament de Sant Antoni. A toda esa claque lamentable, borreguil y acrítica, debemos preguntarles si estarían balando lo mismo en las redes sociales si quien hubiese sido denunciado por conducir ebrio fuese Marcos Serra o cualquier otro candidato del PP. La respuesta, evidentemente, es no.

En esta hipocresía tan característica de la actividad política de todo el PSOE ibicenco, que les lleva a ignorar la contratación a dedo por parte del Ajuntament d’Eivissa de la empresa de la esposa del líder de la FSE-PSOE, Josep Marí Ribas ‘Agustinet’; que les lleva a admitir la contratación por parte de la empresa Nascor Formación, concertada por el consistorio Rafa Ruiz e inexplicable y fraudulentamente domiciliada en el hotel de un exdirigente del PSOE, a la líder de las Juventudes Socialistas de Ibiza, Azahara Peña; que les lleva a ignorar que su exteniente de alcalde Alfonso Molina acabe contratado por la concesionaria del alumbrado público de Vila, Citelum, en un más que evidente caso de puerta giratoria repugnante; que les lleva a ignorar el flagrante trato de favor perpetrado por el consistorio vilero en un solar de Talamanca cuyo propietario acudió al despacho profesional del marido de la expresidenta del Consell d’Eivissa y actual portavoz parlamentaria del PSIB-PSOE, Pilar Costa lo que explica la pertubadora celeridad en la modificación del deslinde para aumentar brutalmente la edificación; etc.

Toda esta capacidad para mirar para otro lado cuando la corrupción ya infecta a todo el partido en Eivissa como una metástasis que es imposible disimular, les lleva a hacer permanentemente el ridículo y a ser, hoy por hoy, una vergüenza absoluta, un partido fallido y putrefacto, incapaz de regenerarse, porque ahí siguen sus capos, sus familias, las de siempre, los que de verdad mandan en Ibiza, pero por la puerta de atrás, sin que nadie lo vea, excepto los periodistas del Grupo Prensa Pitiusa, los únicos que denuncian esta villanía que ya no puede ocultarse porque apesta por los cuatro costados.

A cualquiera le puede pasar que se beba dos vinos y dos cervezas, se ponga a conducir para cambiar el vehículo de la zona azul a la zona blanca, le paren los municipales y le metan un multazo de padre y muy señor mío. Pero esto es algo que no le puede pasar a quien aspira a ser alcalde. Y mucho menos a quien se ha encarnado en el azote contra el PP por consentir el turismo de borrachera. Cada vez que Antonio Lorenzo abra la boca y mencione ese término, habrán de oírse las carcajadas hasta Sant Mateu.

Si él no es consciente de este hecho que es incontestable, alguien del partido debería hacérselo ver. Pero no confíen en ello porque la FSE-PSOE se ha convertido en una auténtica caricatura de partido político. Un esperpento capaz de intentar colocar de alcalde a alguien cazado beodo, con el sólido argumento de que le puede pasar a cualquiera. Será a cualquiera que no vea los anuncios de la DGT…