El presidente del FC Barcelona, Joan Laporta, en rueda de prensa. | FCB

Sólo los auténticos hombres de fútbol pueden entender lo que está sucediendo en el caso Negreira. El fútbol profesional en España se ha visto manchado por la corrupción a gran escala, al conocerse que el FC Barcelona contrató a DASNIL 95 SL, una empresa del vicepresidente del Comité Técnico de Árbitros, José María Enríquez Negreira, la cual recibió 1,4 millones de euros del Barça, entre 2016 y 2018. El turbio asunto, que está siendo investigado por la Fiscalía, supone arrastrar por el suelo la imagen de un deporte que ya no tiene nada de deporte y mucho de negocio amañado. Sólo los hombres de fútbol entienden cómo funciona esto, algo que no es ni bueno ni malo, por lo que hay que remitirse a lo que digan los que sí saben. Los clubes profesionales que integran LaLiga (entre ellos la UD Ibiza) han emitido un comunicado, del que se han desmarcado Barça y Real Madrid, en el cual manifiestan su rechazo y repudio por lo que está trascendiendo. Lo consideran profundamente preocupante y de máxima gravedad, a excepción del club pagador y del Real Madrid, que no se sabe en qué le afecta el escándalo, aunque se puede intuir. Perro no come perro. El mundo del fútbol profesional, el de los hombres que saben de fútbol, apesta por los cuatro costados, porque al margen de comunicados y declaraciones ante la prensa, nadie hace nada ni piensa hacerlo. Javier Tebas pidió la dimisión del presidente del FC Barcelona, Joan Laporta; y este le replicó que no le dará el gusto. Así, todo seguirá igual hasta que concluya la investigación. Pero el daño ya está hecho y la percepción general es la de que el número dos del arbitraje nacional no era neutral ni podía serlo, porque cobraba una millonada de uno de los clubes que competían. Negreira era un hombre de fútbol.