Vicent Marí. | Daniel Espinosa

La última oleada de encuestas de ámbito nacional para las elecciones generales ha confirmado durante el pasado fin de semana la tendencia que ya se conocía. El PP se mantiene por encima del PSOE y a efectos de poder formar Gobierno los sondeos publicados en medios de orientación de centro derecha lo dan por seguro mientras que en los dos casos de cabeceras de izquierda se pone en duda. Si se observa la evolución de las encuestas en los últimos seis meses la progresión del PP es clara: su posición relativa –en relación a la del PSOE y sus aliados– mejora tanto en los sondeos de los medios cercanos como en los de los alejados.

A efectos de Baleares esta tendencia general se aviene con la encuesta que publicó hace poco el Periódico de Ibiza y Formentera –realizada por el Instituto Balear de Estudios Sociales– respecto al voto local en la capital ibicenca. En la que se daba por segura la victoria del PP que con apoyo de Vox podría superar la mayoría absoluta en el Ayuntamiento pero que incluso auguraba como probable que pudiera gobernarlo en solitario al tener mejor expectativa de escaños que la suma de toda la izquierda. En 2019 el Consistorio de Ibiza se erigió en el principal reducto de la izquierda ante el avance derechista en la isla –al contrario de lo que ocurrió en las demás islas– pero lejos de convertirse en una especie de cabeza de puente para la reconquista al cabo de cuatro años, a tenor de lo que asegura el sondeo sólo fue –por poca diferencia de votos– una excepción que este año no se repetirá.

Con este panorama demoscópico se entiende mejor la consigna lanzada por el PSOE de atacar al PP por la imputación del presidente del Consell, Vicent Marí. Situación de máximo peligro para los socialistas. De riesgo cierto de que los conservadores no sólo ganen en la capital y en toda Ibiza sino de que ésta sea la palanca para arrancarles la presidencia del Govern. Hace cuatro años izquierda y derecha empataron a 6 escaños en la isla y ahora la probabilidad de un 7 a 5 es cada vez mayor. Ese diputado ibicenco en juego puede ser la diferencia entre todo y nada.