Se acabaron los discursos que los candidatos han ido repitiendo como loros, se acabo la lista de promesas que resultan difíciles de cumplir, se acabaron las largas exposiciones de los problemas que afectan a cada isla y a cada ayuntamiento y que ya todos conocíamos, se acabo la falta de concreción en lo que a propuestas concretas para solucionar cada uno de esos problemas se refiere; es el día de la hora de la verdad, el día en el que es el votante quien expresa su deseo y para ello no necesita ni abrir la boca, le basta con depositar la papeleta en la urna correspondiente.

Con ese sencillo gesto de depositar una papeleta, se espera que quienes vayan a tener la responsabilidad de gobernar las diferentes instituciones, sean capaces de hacer que nuestro día a día y nuestra vida en general, sea como mínimo más llevadera. Hasta aquí lo que parecería deseable, sin embargo y en la mayoría de casos, el resultado del recuento de las papeletas de la noche del domingo electoral supone alegría para los vencedores y sus votantes y, tristeza y decepción para los vencidos.

Lo cierto es que el domingo electoral será ese día en el que todos los que tengamos edad para ello, podamos ejercer uno de nuestros principales derechos, que no es otro que el poder elegir libremente a quienes queremos que gestionen nuestras instituciones más cercanas durante los próximos cuatro años. Ahora bien, no podemos olvidar que en este día de celebración democrática, no todo es lo correcto y justo que debería. Sin ir más lejos se perpetrará de nuevo una clarísima injusticia, ya que entre los candidatos de los diferentes partidos, se elegirán los diputados autonómicos que nos representen en el Parlament Balear y, en concreto para la isla de Eivissa se elegirán un total de 12 y es precisamente este número el más claro agravio comparativo que contiene nuestra ley electoral.

Cabe recordar que desde 2007 Formentera tiene su propio Consell Insular y elige su propio diputado que le representa en la Cámara Autonómica. Hasta ese año se elegían un total de trece para lo que hasta entonces era el Consell Insular d’Eivissa i Formentera. En ese momento se negoció que con la existencia de cuatro Consells Insulars, los 59 diputados autonómicos se distribuirían en, 33 para Mallorca, 13 para Menorca, 12 para Eivissa y 1 para Formentera; en base a diversos criterios, entre los que figuraba el de la población de cada isla.

La negociación fue intensa entonces y esa fue la propuesta que salió adelante, si bien ya en ese momento se expuso por parte de Eivissa que no parecía lo más correcto que nuestra isla con más habitantes que Menorca, tuviera un diputado menos. Se argumento entonces que la diferencia en población no era tan importante como para que ello supusiera un obstáculo a la hora de aceptar y aprobar la distribución mencionada.

Pero claro, han pasado 16 años desde que se alcanzó tal acuerdo y la población en las diferentes islas se ha ido modificando. En concreto esa diferencia existente en 2007 entre los habitantes que tenía Menorca y los que tenía Eivissa, ha ido creciendo considerablemente y según los últimos datos conocidos, a día de hoy Menorca tiene unos 96.000 habitantes, mientras la isla de Eivissa ha pasado a tener algo más de 151.000.

No cabe duda que 55.000 habitantes más en la actualidad, ya no puede considerarse en ningún caso una cifra irrelevante como para tenerla en cuenta. El peregrino argumento que se utilizo en 2007, está claro que ya no sirve en estos momentos. Esos 55.000 habitantes de diferencia, son un argumento de peso a la hora de reclamar la modificación del actual reparto por islas en esa representatividad en nuestro Parlament.

Sea cual sea el resultado de este día 28, todos y cada uno de los representantes de Eivissa que hayan salido elegidos y aunque solo sea como muestra de respeto hacia los votantes, deberían marcarse como objetivo que estas sean las últimas elecciones autonómicas en las que en nuestra isla solo se elijan doce diputados autonómicos. Sabemos que a nivel insular hay consenso de todos los partidos para que tal agravio se corrija, pero creo que ha llegado la hora de que en esta cuestión, como en otras igual de importantes, ese consenso se ponga en práctica y realmente se reclame y exija ante los políticos del resto de islas, lo que Eivissa merece y le corresponde.

Quiero resaltar la necesidad de esa unidad en la reclamación, ya que cabe esperar que desde Palma se siga manteniendo la postura de seguir retrasando una negociación que corrija la actual injusticia. Tanto mallorquines, como menorquines, no tienen la más mínima intención de afrontar este tema; ambos se encuentran muy cómodos con el actual reparto y les importa muy poco que Eivissa tenga una representación absolutamente desfasada.

Por todo ello, es hora de reclamar de nuestros representantes la sumisión de su trabajo a lo que reclaman los ciudadanos que les han votado y no a los partidos que les han incluido en sus listas.