Silvio Berlusconi. | Europa Press

El fallecimiento del carismático político y empresario Silvio Berlusconi ha conmocionado al país y a toda Europa. Más allá de sus anécdotas y escándalos, el líder de Forza Italia ha tenido un impacto de enorme calado no sólo en la política italiana, sino en el sistema político europeo. Berlusconi ha sido siempre un innovador. Revolucionó el fútbol llevando el Milan a la gloria, cambió el paradigma del mundo de la televisión creando un nuevo imperio comunicativo (Mediaset), instauró una nueva propuesta urbanística e inmobiliaria y trajo una nueva manera de hacer política. Con su aparición estelar en 1994, acabó con la denostada democracia cristiana de Giulio Andreotti y el socialismo de su amigo Craxi e inauguró el periodo de la «segunda república» que ha acabado con su fallecimiento. A pesar de los ataques que ahora sufre tras su deceso, todos han querido ser alguna vez Silvio Berlusconi, aunque ningún político actual tiene un ápice del carisma y la capacidad de seducción del ‘Cavaliere’. Su comunicación cercana, su lenguaje directo y su arte en la persuasión fueron una novedad que ahora se ha extendido por toda la política mundial. Berlusconi consiguió el encargo de formar gobierno hasta en tres ocasiones, hasta que la crisis provocó su dimisión en 2011 tras la presión de Merkel y Sarkozy. Su legado es muy palpable en políticos como el furbo ex primer ministro Matteo Renzi, quien aspira a captar el voto y el talento que dejará un partido ahora huérfano, consagrado en exclusiva a la figura de Berlusconi. El político italiano más influyente de los útimos 30 años deja una Italia dividida entre admiradores y detractores, pero lega al mundo un ejemplo de comunicación política y éxito empresarial que será estudiado en todas las facultades.