Lorenzo Córdoba con Ana Juan, presidenta saliente. | Toni P.

Hoy se abre una nueva legislatura en los consells de Ibiza y Formentera y en los ayuntamientos pitiusos. El final de este cuatrienio se ha convertido en una mezcla de estertores agónicos de mal perdedor, equipos nuevos cargados de ilusión y buenos propósitos y pocos atisbos de dignidad por parte de algunos que han entendido el mensaje de los electores, que a pesar de lo que muchos predican, nunca se equivocan al elegir de forma libre su voto.

Agustinet tardó cuatro días en valorar la imputación de su delfín, Gelu, en una defensa a ultranza de una presunción de inocencia que nadie ha puesto en duda y sin aclarar si el caso o los casos que se están investigando le pueden acabar salpicando a él, por su periodo de alcalde de Sant Josep, antes de su viaje a las alturas en busca de una promoción que no llegó.

Con un partido socialista totalmente roto en Ibiza, Gelu ha sido el más sensato, pidiendo la baja y Agustinet después de su batacazo electoral parece intentar encadenarse a la silla, hundiendo aún más a los suyos, complicando la necesaria recuperación de un partido imprescindible en el escenario político de la isla. En Formentera, el nuevo presidente-alcalde-diputado, Llorenç Córdoba tomó la vara de mando, rodeado de un equipo de 8 consellers emocionados y deseosos de empezar a trabajar.

No va a ser fácil intentar resolver algunos de los muchos problemas que tiene la isla por la propias peculiaridades de la misma y en frente van a tener una oposición contundente, que está lamiéndose las heridas del tremendo sorpasso sufrido, pero que algún día acabará recuperándose.

Hay que superar este trámite lo antes posible y esperar que unos y otros se pongan a trabajar por el bien de los ciudadanos que esperan mejorar su calidad de vida con urgencia.

Esperanza.