Marga Prohens en una imagen de archivo en Ibiza. | Daniel Espinosa

Marga Prohens será presidenta porque no hay una aritmética parlamentaria que permita lo contrario. Ceder la codiciada presidencia del Parlament es motivo suficiente para ganarse los votos de VOX en la primera votación de la sesión de investidura. Prohens es una mujer astuta que no debe dejarse atrapar por el relato de VOX. El último que abrazó los postulados más extremos, los ataques más feroces contra el catalán o el mayor enfrentamiento con la comunidad educativa pasó de 35 diputados a tener que exiliarse en otro partido, lejos de Mallorca. Bauzá fue un presidente de triste recuerdo que perdió quince diputados de un plumazo por una intolerancia y una fanfarronería que le han dejado completamente solo. Por esta razón, Prohens debe ser más hábil y guardarse de caer en el lodazal al que Jorge Campos la quiere arrastrar. El PP que triunfa es el regionalista, el que se aleja del centralismo y el que se encarama en la cima de la centralidad y la moderación. La presidenta in pectore del Govern cumple perfectamente con ese perfil. Prohens no debe convertirse en una llongueta más, sino que debe mirar hacia fora vila, ponerse del lado del campo, hacer de la cultura una patria para no regalarla a la izquierda y apostar por el crecimiento económico sin abocarse ciegamente a los postulados anarcocapitalistas y nacionalistas (ambos contradictorios entre sí) que medran en VOX. Como deberes: las soluciones en sanidad son una urgencia inaplazable. Desde la vicepresidencia, Toni Costa debe gestionar con solvencia la cartera de hacienda y capitanear la reducción de la presión fiscal. Territorio y medioambiente son las otras dos carteras en las que debe hacer reformas legislativas con mayor urgencia, dada la inconsistencia jurídica que ha legado la izquierda.