Sofía Hernanz. | Archivo

Afortunadamente, en la retransmisión de las sesiones plenarias del Congreso de los Diputados, cuando la cámara enfoca a la presidencia, durante más de cuatro años hemos visto a una política de Baleares, la socialista ibicenca Sofía Hernanz. A partir de ahora veremos a una socialista mallorquina, Francina Armengol. Sofía ocupó el cargo de secretaria 2ª de la Mesa del Congreso, un puesto en teoría relevante, aunque en la práctica sólo para ella. Por aquello del sueldo, quiero decir. Armengol ocupará el puesto más alto, el más preminente del hemiciclo. Y también cobrará más que los demás diputados. Incluso bastante más que el propio presidente del Gobierno. Para haber perdido las elecciones autonómicas, no está nada mal. Un puesto de consolación que le supondrá triplicar sus retribuciones, así, por las buenas. Ni tan mal. Los socialistas de Balears están eufóricos, aunque seguro que no tanto como la teórica jefa de la oposición a Marga Prohens.

Ahora tendrán que buscar a quien ejerza esta importante función, porque Armengol no podrá desempeñarla. No podrá compatibilizarla con la presidencia de la Cámara Alta, donde tendrá que priorizar un papel más institucional y conciliador del que está acostumbrada a mostrar. Se abre un periodo complejo para los socialistas de Balears, porque Armengol ya no será Armengol, pero les hace falta alguien como ella que dirija la oposición al Govern. Recuerdo que otro presidente del Congreso, también del PSOE, Gregorio Peces-Barba, decía que serlo y hacerlo bien, le enemistó con su partido. La ecuanimidad con que debe conducirse a partir de ahora Armengol, si es capaz de hacerlo, habrá de suponerle críticas internas, algo que les es ajeno. De todos modos, prefiero que sea Armengol la presidenta del Congreso a que sea otra que no sea de aquí. Barro para casa.