El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, ofrece una rueda de prensa, tras una reunión con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el Congreso de los Diputados, a 22 de diciembre de 2023, en Madrid. | Europa Press - Alberto Ortega

El 2023 se va con un sabor agridulce para el PP y uno muy amargo para los socialistas ibicencos. Con Armengol fuera de juego y Agustinet vapuleado por las urnas, la única alegría a la que se pueden aferrar es a la victoria de Juanjo Ferrer en el Senado. Un premio de consolación que no cambia nada y que prueba la debilidad de la FSE-PSOE. Descolocados, sin liderazgo y con una escasez total de perfiles válidos para la cosa pública, los socialistas deberán buscar nuevas voces y nuevas ideas con las que recuperar la confianza perdida, una ardua tarea teniendo en cuenta el sectarismo del que hacen gala. Sin autocrítica, con una dirección irrelevante y sin el menor peso político, los socialistas siguen pensando que este es el mejor camino para batir a un Vicent Marí que se frota las manos ante su desintegración. El popular ha logrado una mayoría absoluta muy cómoda con un perfil bajo y una gestión eficaz pero discreta. Mientras él arrasaba, el Feijóo que no se quiso hacer la foto con el presidente insular obtenía una victoria pírrica que no le serviría para nada más que allanar el terreno de Díaz Ayuso. El tándem Marí Torres y Marí Bosó al que se suma ahora Toni Costa, tiene las aguas calmadas en la administración y en el partido, lo cual invita a pensar que repetirán un tercer mandato, antes de que Carmen Ferrer se postule al Consell por aclamación unánime y dé paso a la pugna en Santa Eulalia entre Miguel Tur Rubio y Toni Ramon. En Sant Joan y Sant Antoni sus alcaldes lo serán mientras ellos quieran. En Sant Josep Vicent Roig se está esmerando en aumentar el apoyo social recibido en mayo. Por su parte, en Vila, Triguero está cumpliendo con las expectativas aunque deberá enfatizar su perfil político y evitar ser un verso libre dentro del PP.»

Molts anys i bons!