Están los políticos muy contentos, y nosotros también, de que se hayan iniciado los trabajos para dotar a la depuradora de aguas residuales del municipio de Eivissa de un moderno y necesario emisario submarino, ya saben, para evacuar los líquidos antes citados. Y en Talamanca no veas. Allí todos felices porque las aguas residuales sin depurar no irán a parar a la cala ni a sus playas. Mucho han ganado en Talamanca, seguro, pero lo cierto es que las aguas residuales, pestilentes y sin depurar seguirán vertiendo y contaminando el mar. Y así hasta el 2020, según parece, año en que se terminará –dicen- la nueva estación depuradora de sa Coma. ¡Toca madera! Mi deseo es que las instalaciones que tenemos entre la vieja depuradora y el nuevo emisario no sufran averías para que el puerto de Eivissa mejore la calidad de sus aguas y desaparezca el olor nauseabundo que notamos, más o menos, según los vientos o las brisas reinantes.
OPINIÓN | Nito Verdera
Soluciones a largo plazo
Eivissa10/09/16 0:00
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