Cuando un partido enarbola la bandera de la ética como base de su acción política debe aplicar los códigos que receta a los demás hasta el final. Ese fue el argumento que inspiró la moción de censura del PSOE contra Rajoy y previsiblemente gracias a ello el PSOE volverá a gobernar los próximos cuatro años. Es una pena que este espíritu regenerador de la política que ha llegado con Sánchez ahora y hace cuatro años con Podemos no se haya instalado en Sant Antoni donde el PSOE, con tal de gobernar, es capaz de sacrificar a la tránsfuga Cristina Ribas de su futuro equipo si con ello consigue el voto decisivo de PxE.

Primero el PSOE incumplió el pacto antitransfuguismo dando cobijo a Ribas en el tripartito de Sant Antoni, después rompieron con el PxE, y por último incluyeron a la edil en las listas de Simón Planells. Es difícil cometer tantos errores juntos, pero por si no había suficiente ahora son capaces de prescindir de Ribas para estar en el gobierno. El capítulo sobre ética del manual de resistencia de Sánchez no debió llegar a las librerías de Sant Antoni porque cuesta entender tanta desvergüenza. Si además sumamos el apoyo tan mayoritario de los dirigentes socialistas a Aida Alcaraz por su juicio por acoso laboral la situación en las filas socialistas en Ibiza empieza a ser preocupante. Sabiendo que Joan Torres presumiblemente va a apoyar el gobierno de Marcos Serra en Sant Antoni, los dirigentes socialistas de Sant Antoni se hubiesen podido evitar este ridículo tan mayúsculo.

Yo creía que después de resucitar políticamente a Alfonso Molina para negociar el gobierno de Vila ya era difícil superarse, pero Sant Antoni siempre tiene la capacidad para sorprendernos. Lo hizo gobernando durante cuatro años y ahora con el esperpéntico episodio de Cristina Ribas. No aprenden.