Más de 26.000 personas de Vila y Sant Antoni serán confinadas a partir de las 22.00 horas de mañana. Así lo señaló ayer en rueda de prensa la consellera de Salut, Patricia Gómez. Gómez negó que fuese un confinamiento y habló de restricciones de movilidad para intentar frenar el número de contagios que se están produciendo en los dos núcleos urbanos más importantes de la isla.

En Vila, la limitación corresponde al espacio comprendido entre a Avenida de la Paz, la Avenida España e Ignasi Wallis, en el que hay censadas 15.944 personas.

En Sant Antoni, se incluye la zona con 10.700 habitantes comprendida entre la Calle Ample hasta su confluencia con la calle Ramon y Cajal; calle Ramon y Cajal hasta su confluencia a través de rotonda con la calle Johann Sebastian Bach; carrer Johann Sebastian Bach hasta la rotonda con Isidor Macabich; avenida Isidor Macabich hasta la calle Madrid; calle Madrid hasta Vara de Rei; Vara de Rei hasta calle Alemanya; de calle Alemanya al enlace con el paseo de Ponent; del paseo de Ponent hasta el enlace con el paseo del Mar; y paseo del Mar hasta su confluencia con la calle Ample.

En ambos casos, quedan excluidas las calles que delimitan los perímetros.
Gómez, que ha comparecido junto al presidente del Consell d’Eivissa, Vicent Marí, y los alcaldes de Vila y Sant Antoni, Rafa Ruiz y Marcos Serra, respectivamente, aseguró que el objetivo de estas nuevas medidas es «proteger» a los ciudadanos.

En cuanto a los motivos que ha llevado al Govern a delimitar estas zonas, la consellera aseguró que no solo se había tenido en cuenta el número de casos, sino también «criterios epidemiológicos y sociales».

En esta línea, señaló que en el caso de Sant Antoni, desde el 6 al 13 de septiembre, se registró una especial incidencia con 144 PCR positivas por cada 100.000 habitantes y presentando incidencias acumuladas que superan los 500 casos por cada 100.000 habitantes durante los primeros 10 días del mes. Además, más del 50% de los casos registrados durante las dos últimas semanas en el municipio corresponden a personas que viven en esta zona del casco urbano. La consellera también indicó que la situación de Sant Antoni se ha visto «agravada» tras el brote registrado en la residencia de mayores Sa Serra.

Por su parte, en Vila en el mismo periodo de tiempo se acumuló una incidencia de 317 PCR positivas por cada 100.000 habitantes. En este caso, según apuntó la consellera, los datos de Vila duplican en términos relativos el global de la isla, que se sitúa en las 185 PCR positivas. Además, se multiplicó por seis la incidencia desde agosto y la tasa de positivos asciende al 14 % frente al 10 % de Baleares.

También los turistas
Al contrario de lo que se dijo en rueda de prensa, los turistas también se verán afectados por estas restricciones. El alcalde portmanyí y la consellera habían señalado que estos quedaban excluidos de las medidas. Una afirmación que a última hora de la tarde fue desdicha. Tras mantener una reunión, Salut decidió que la situación médica estaba por encima del turismo y que los visitantes también deberían sufrir estas restricciones. En el caso de Sant Antoni, hay que destacar que existen 13 establecimientos hoteleros abiertos en la zona delimitada por el confinamiento.

Desde la conselleria señalaron que se están manteniendo reuniones para buscar una solución para los turistas y los establecimientos que tienen reservas en las fechas en las que tendrán lugar estas restricciones que se extenderán como mínimo hasta principios de octubre.

Podrá haber sanciones
En cuanto a las restricciones que se llevarán a cabo son las mismas que se han implementado desde la semana pasada en algunos barrios de Palma. Los residentes de la zona delimitada no pueden salir del perímetro si no es por motivos debidamente justificados como ir al trabajo, llevar a los niños al colegio o asistir al médico. Del mismo modo, el resto de la población no puede entrar salvo por los mismos motivos.

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Para los residentes en la zona, sí estará permitido moverse con libertad en ese área. Eso sí, siempre respetando las medidas de seguridad individual y colectiva. Aun así, se desaconsejan todos los desplazamientos que no sean imprescindibles y se piden limitar los contactos al grupo de convivencia habitual.

Las medidas también afectan a los establecimientos. El aforo de todos los comercios y locales no podrá superar el 50%. Además, deben establecer un horario de atención prioritario para personas mayores de 65 años. Se impone que su cierre sea, como máximo, a las 22.00 horas. Tampoco está permitido el consumo en la barra. Los bares, cafés o restaurantes podrán tener una ocupación máxima de cinco personas por mesa.

También a cinco personas quedan limitadas las reuniones tanto en el ámbito público como en el privado. La medida incluye bodas y actos religiosos (excepto los funerales y los velatorios en los que podrán estar presentes hasta 15 personas), celebraciones y prácticas deportivas.

Por último, en cuanto a la suspensión de actividades, los gimnasios y centros deportivos de todo tipo deberán cerrar sus puertas mientras la normativa esté en vigor. Lo mismo ocurre con los locales de ocio infantil o los parques y jardines.

La conselleria recordó que el incumplimiento de estas normas podrá ser sancionado con multas de diferentes cuantías. Si bien es cierto que los alcaldes señalaron que la principal labor de la Policía Local será la de informar.

Patricia Gómez: «Los padres no tienen derecho a poner en peligro a sus hijos»

«Los padres no tienen derecho a poner en peligro a sus hijos ni a los de los demás». Así de contundente se mostró la consellera de Salut Patricia Gómez al ser cuestionada por los movimientos que están apareciendo entre algunas personas que piden que sus hijos puedan decidir si llevar mascarilla o no en los colegios. Para Gómez no hay discusión posible.

La consellera ejemplificó su discurso con un caso real: «Teníamos a una niña de 11 años ingresada en la UCI que ha tenido que ser derivada al Vall d’Hebron con una afectación sistémica generalizada en condiciones muy graves por el COVID-19».

En su mensaje, Gómez pidió corresponsabilidad: «Hay que escuchar a los sanitarios, las vivencias que han tenido. El esfuerzo que están realizando los empresarios, los ciudadanos... Creo que esto justifica el que socialmente seamos corresponsables».

Por último, defendió la mascarilla como la mejor defensa que tenemos actualmente contra el virus: «Hay medidas que se han mostrado efectivas. El confinamiento, el estar encerrados, evidentemente es efectivo porque no hay contacto social, pero luego la siguiente medida más efectiva es el uso de la mascarilla. Se está hablando ya en publicaciones de muchísimo rigor científico de que hasta la vacuna, la mascarilla es lo que más nos protege. Si yo tengo coronavirus y llevo la mascarilla y mantengo la distancia, en principio no voy a contagiar». «Es una acción de corresponsabilidad», concluyó.