‘Tito’ Álvarez antes de su reunión con el director insular de Transportes, Roberto Algaba. | Moisés Copa

Tito Álvarez (Barcelona, 1976), líder de la asociación Élite Taxi Barcelona, se hizo conocido en la huelga indefinida de 2019 para protestar contra la normativa que estaba elaborando la Generalitat para regular la actividad de plataformas como Uber y Cabify, a quien Álvarez considera como el enemigo número uno del sector del taxi. Ayer ‘Tito’ acompañó a sus socios en Ibiza en la reunión que mantuvieron con el director insular de Transportes, Roberto Algaba, a quien explicaron los pormenores de la ley del taxi que se está tramitando en Cataluña.

—¿Qué han venido a explicar al Consell d’Eivissa?
—Lo que hemos venido a hacer es traer todas estas nuevas ideas que se van a implantar en la nueva ley catalana del taxi, que tendrá cuatro pilares. El taxi va a tener una actualización para modernización y digitalización del sector y, sobre todo, control. La VTC tradicional se llamará ahora gran turismo, mientras que la VTC autorizada por el Estado solo podrá hacer viajes interurbanos y se regulará algo tan importante como el operador. Las plataformas tienen una incidencia decisiva en los servicios que se prestan. Si se regula todo menos el operador, no sirve de nada. Se cambiará el régimen de comunicación por el de autorización. Ahora mismo, en cualquier parte del país, si yo soy una aplicación que quiere operar con taxis o VTC sólo necesito una declaración responsable y conseguir los vehículos. Esto va a cambiar. Ahora será un régimen de autorización y será necesario cumplir una serie de requisitos para que te la den, como cuando pides un taxi o una VTC, y si los incumples te la pueden quitar. Y esto le dará herramientas a la Administración para el control, porque ahora no pueden por mucho que quieran. Las 300 VTC de Ibiza no las va a controlar nadie, porque no hay medios, es imposible. En Barcelona hay más de 10.000 expedientes sancionadores abiertos y siguen operando porque les sale más rentable hacerlo mal. Son fondos que tienen dinero ilimitado y vienen a reventar el mercado.

—¿Cómo ha afectado la proliferación de VTC en Barcelona?
—En Barcelona lo llevamos bastante bien. La VTC de plataforma está sufriendo mucho. Élite Barcelona es enemigo de todas las plataformas, pero nos sentamos con ellas. Tenemos puntos de vista muy diferentes pero ellos mismos reconocen que lo que les pasa en Cataluña no les pasa en ningún otro lado.

—¿Por qué?
—Porque se están haciendo las cosas bien. No tiene nada que ver con ser comunista o liberal, si eres de Podemos o del PP. Las ciudades son finitas, tienen límites, no puedes liberalizar los coches que vayan a prestar servicio porque no podrá circular nadie. Si cada vez hay menos espacio en las ciudades, no puedes meter más vehículos. Esto lo entiende un niño de diez años. Hay que ordenar, limitar y regular. Y lo primero que hay que regular es lo de arriba, las plataformas, que son las que lo controlan todo. En este régimen de autorización, los vehículos de las plataformas, ya sean autónomos o de flota, tendrán que tener todos los permisos en regla para poder prestar servicio. Si no, les quitarán la autorización. Creo que todo el mundo estará de acuerdo en esto y que la ciudad no se convierta en una selva. Y la selva a quien menos conviene es al consumidor. Cuando haya este mercado con límites, empezaremos a competir en las mismas condiciones. Las plataformas han venido aquí a hacer negocio, no a ayudar a la gente. En cada viaje buscan la mayor rentabilidad. La movilidad es un derecho, no un mercado. Y lo único que garantiza que se siga dando este derecho es el taxi.

—¿La sentencia del Tribunal de Justicia Europeo es buena o mala para el taxi?
—Lo que dice la sentencia del TJUE es que la sostenibilidad económica del taxi no es una razón imperiosa de interés general y que, por este motivo, no se puede restringir la libertad de establecimiento de las VTC. Nosotros hace años que lo decimos y, por esto, en Cataluña estamos tan avanzados. En cambio, sí se pueden restringir las VTC por motivos medioambientales, por congestión del tráfico, ocupación del espacio público… Estas sí que son razones de interés general. Mi opinión es que la ley balear tendría que determinar que las islas tuvieran las competencias exclusivas para regular las VTC y ordenar el transporte. Deberían darle las competencias al Consell d’Eivissa para que lo regularan ellos. 300 coches de Uber pueden comerse el sector del taxi, porque están muy organizados y no hay inspección. Es muy peligroso Uber. En Barcelona los hemos conseguido parar porque el sector ha estado muy unido y ha sido muy guerrero. Lo primero que debería hacer el sector del taxi en Ibiza es organizarse.

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—Para frenar el avance de las VTC, el sector pone sobre la mesa la implantación de una área de prestación conjunta para toda la isla de Ibiza.
—Una de las claves de que el taxi esté ganando en Barcelona es que tenemos una área metropolitana con 36 municipios. Se consideran servicios urbanos todos los que se inician y terminan en esa área. Si se necesita una licencia municipal para operar en esa área de prestación conjunta, cuanto más grande sea peor para las VTC. Lo que pasa es que el taxi también tiene que cambiar, no puede ser querer echar a las VTC y que el taxi se quede igual. Cuando eres un servicio público de interés general, no puedes dejar tirada a la gente, que es lo que está pasando. En Barcelona tenemos unas peleas tremendas con esto. Si tú aceptas un servicio en una aplicación, te lo está pidiendo una persona. Si esto no cambia en la cabeza del taxista, fracasará todo.

—En Ibiza también pasa esto por la falta de un reglamento que lo sancione.
—Mano dura. Con esta nueva ley, en Cataluña los taxistas que apliquen tarifas que no sean correctas o carguen un sobreprecio al cliente y lo pillen, el coche se irá al depósito, pagará un multa de 4.000 euros y tendrá que pagar 2.000 euros más para sacar el taxi del depósito. Un taxista que robe es mucho peor que un pirata. Se tiene que castigar. Nosotros somos muy críticos con este tema. También pensamos que las VTC, sean de plataforma o no, tienen que pasar un examen para acceder porque no llevas paquetes sino personas. Un mínimo para acceder a la profesión tendría que haber. Si Uber mete 200 coches mañana en Ibiza no tardarán en tener los conductores, pero no tendrán experiencia y esos vehículos van a colapsar la isla. Todo es negativo. La Administración tiene la responsabilidad para que esto no se convierta en la selva.

—¿Se tendrían que mantener los 30 minutos de antelación a la hora de contratar los servicios de las VTC?
—La precontratación, en nuestra opinión, tiene los días contados. La ratio una licencia de VTC por cada 30 taxis todo el mundo sabía que iba a caer. En Cataluña, nos pusimos a trabajar en un plan B para que esto no se fuera de madre. Y como sabemos que los 30 minutos van a caer, estamos preparando otras cosas. Y si no ha caído es porque Cataluña y Baleares lo han puesto como ley y tarda más, pero es inevitable porque el Tribunal Supremo ha dicho que va en contra del artículo 38 de la Constitución. No hay que obcecarse en cuestiones que no van a ir para adelante y sí trabajar en otras alternativas. Estas sanciones no las van a pagar. Las plataformas presionan para desregular y el mejor ejemplo es Bruselas. Allí había un numerus clausus, que se lo cargaron. Invadieron y ahora Bruselas ve que se les ha ido de las manos. Y ahora es Uber el que está pidiendo un numerus clausus, pero con ellos dentro y con sus normas. Ellos entran, revientan y, cuando han reventado y están dentro, piden que vuelvan a cerrar con ellos dentro. Y ahora taxis y VTC están a merced de lo que diga Uber. Y los perjudicados son los usuarios, a los que les están metiendo unos palos acojonantes.

—¿Cómo se lucha contra los taxis ‘pirata?
—En la Terminal 1 del aeropuerto de Barcelona teníamos contabilizados 65 ‘piratas’ en marzo de 2023. Ahora no hay ninguno. Nos hemos organizado, vamos con chalecos, hemos montado patrullas, hemos tenido muchos problemas pero hemos limpiado el aeropuerto. La policía no va a acabar con los ‘piratas’. O el sector se organiza o tendrán que convivir con ellos.

—¿Los taxistas deberían descansar obligatoriamente?
—Los taxistas tenemos que descansar. No me parece normal, por mucha temporada que sea, que una persona trabaje los siete días de la semana durante cinco o seis meses seguidos. Esto no se puede permitir cuando estás llevando personas. ¿Estamos locos? Y si no quiere descansar, que se vaya a correr a la playa. Es por un tema de seguridad. ¿El tema de las ocho horas? Hay una ley que hay que cumplir. Todo el mundo sabe que no se cumple porque no interesa a ninguna de las dos partes. Ningún asalariado quiere trabajar ocho horas y cobrar la nómina que hay, mientras que ningún empresario quiere contratar porque no es rentable.