Suele ser habitual ver a los mismos ‘sin techo’ en la Plaza del Parque, sobre todo por la tarde y la noche.

Los comerciantes de la conocida Plaza del Parque no pueden más. La reciente detención de un joven acusado de un presunto delito de acoso y exhibicionismo no ha hecho más que evidenciar la «insostenible situación» que sufren los empresarios de la zona, según comenta el presidente de la Asociación de Comerciantes de este lugar de Vila, Enrique Welckler.

«Es ya terrorífico y no se puede soportar más. Estamos pagando a nuestros camareros para que traten de evitar que determinada gente invada nuestras terrazas y moleste a los clientes», insiste.
Welckler, quien regenta desde hace años negocios en la zona, considera además que determinados sujetos que están provocando todos estos problemas están «más agresivos que nunca».

Molestar a clientes

«En mi propio bar, una persona estaba comiendo y vino uno de estos individuos, le metió la mano en el plato y se llevó la comida», lamenta.

Aunque el cliente entendió que no era culpa de los encargados del bar, Welckler le contestó que «sí es nuestra culpa porque, de alguna forma, permitimos que esta gentuza pulule por esta zona».
Los comerciantes, en este sentido, se sienten limitados puesto que sólo pueden avisar a la Policía para que actúe en consecuencia. «En la última semana todo se ha agudizado de una manera increíble, sobre todo, en relación a este italiano», asegura el presidente refiriéndose al joven detenido por exhibicionismo y acoso.

Desde la asociación temen que la tensión y los enfrentamientos puedan ir a más y que algún comerciante o trabajador acabe implicado en uno de estos desagradables episodios.
«El problema es que cuando una persona de estas se toma determinadas libertades, anima al resto a comportarse así», lamenta también.

De hecho, tanto Welcker como los propietarios de otros negocios en la plaza se refieren a una mujer argentina, muy agresiva en algunos momentos, que terminó pegando a un niño de seis años, miembro de una familia de turistas, que se encontraba jugando en la zona. «Otra empresaria echó a esta mujer de la plaza, pero no es nuestro trabajo. Son las autoridades las que deberían mantener el orden», insiste.

También los trabajadores de los diferentes bares y negocios atraviesan una complicada situación, teniéndose que encarar en ocasiones a estas personas que, por norma general, hacen caso omiso a sus indicaciones.

«Yo mismo le tuve que pedir a uno que saliera de mi bar y después me comentaron que siempre lleva un objeto punzante, que tuviera cuidado. No queremos esta situación, que se agrava siempre en invierno porque se ve más», afirma el presidente de los comerciantes.

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Baja la afluencia

Según añade también, durante los últimos inviernos y de manera paulatina está bajando la clientela, que evita a toda costa ser continuamente molestada por estos ciudadanos.

Además de robar la comida de los platos, Welcker recuerda cómo en otro bar estas personas tiraron al suelo numerosas copas o cómo a él mismo le han sustraído los platillos con las propinas o con el dinero de una cuenta.

Nicolás Fuget, propietario de un conocido local de la Plaza del Parque, denuncia también la gravedad de la situación. En su caso, y con más de 20 años de experiencia en su negocio, asegura que nunca había visto nada igual en Ibiza.

Este empresario, quien alaba la respuesta policial cada vez que llaman, no acierta a comprender cómo el italiano en cuestión fue detenido para ser puesto en libertad pocas horas después. «Tengo trabajadoras aterrorizadas», lamenta.

En su bar, y para evitar problemas mayores, Fuget ha tenido que modificar el turno de sus empleados y que las camareras no estén por las noches.

Los comerciantes serán recibidos hoy mismo por el comisario Manuel Hernández, quien citó a los empresarios de manera inmediata tras conocer esta situación.

«Son cuatro o cinco personas que aterrorizan a los clientes y al barrio entero. Roban las cuentas, escupen a la gente. Esto no puede ser. Estoy consternado porque el suceso con el italiano le pasó a una de mis trabajadoras», apostilla.

Fuget reconoce que, en su caso, también está perdiendo clientela.
En este punto es preciso recordar que recientemente un italiano de 25 años que suele estar por esta zona fue detenido por mastubarse delante de una camarera de un bar. A los pocos días, este individuo regresó al mismo bar.