Al parecer, la seguridad ciudadana es una baza electoral irrenunciable y el partido político aspirante, en esta ocasión el PP, ha decidido jugarla. La candidata a la alcaldía de Vila, Marienna Sánchez-Jáuregui, que sabe de lo que habla porque fue directora insular de Eivissa y Formentera, ya ha lanzado su pequeño ataque: las estadísticas que presenta el PSOE sobre delincuencia en las islas son sospechosas, incluso podrían estar «manipuladas», según le dijeron algunos representantes sindicales.

La vieja cantinela. Con carácter anual, la Delegación del Gobierno presenta las estadísticas sobre delincuencia y siempre resultan positivas para el partido gobernante. Es decir, las faltas y delitos siempre descienden de un año para otro y las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad siempre aumentan su capacidad resolutiva, ya sea a nivel municipal, autonómico o estatal. Entre los profesionales de las policías, la Guardia Civil y los medios de comunicación estas estadísticas hace mucho tiempo que perdieron la credibilidad que quizás tuvieron en origen. Tal vez sea por eso por lo que, desde hace unos años, la Delegación del Gobierno de Balears ha decidido no presentar las estadísticas diferenciadas por islas. Es posible que se haya llegado a la conclusión de que de esta forma, presentando las cifras globales del archipiélago, se disimula mejor y se es menos vulnerable a las críticas.

La famosa percepción subjetiva. En su alegato sobre la seguridad en Vila, Sánchez-Jáuregui dijo que si las cifras oficiales apuntan a un descenso de las faltas y delitos, la percepción de los ciudadanos es otra. En concreto, justo la contraria. Así se perciben las cosas cuando uno está en la oposición, de forma opuesta a como se ven cuando uno forma parte del partido gobernante, porque cuando Sánchez-Jáuregui era directora insular nos explicaba a los periodistas que las faltas y los delitos bajaban y bajaban y volvían a bajar, y aunque la percepción de algunos ciudadanos podía ser la contraria, era porque ellos, personalmente, habían sido víctimas de algún robo o algún otro delito y, por tanto, la suya era una percepción subjetiva que no se correspondía con la realidad global.

Cambiar de opinión es humano. Explican los científicos que nada hay más humano (también ocurre con otros primates) que cambiar de opinión. Los cambios imprescindibles para sobrevivir. Si ante los cambios de temperatura, el agua es líquida, sólida o un gas, ¿cómo no va a cambiar la opinión de los políticos según estén o no en el gobierno? Cambiar de opinión es humano y a eso se le puede dar muchos nombres.