La luz del día dejó una panorama desolador; en esta imagen se aprecia la magnitud del desastre; no sobrevivió ni una caseta varadero. g Reportaje gráfico: DANIEL ESPINOSA

Es un incendio sospechoso. Así lo entendió mucha gente ayer por la mañana, cuando la luz del día dejó al descubierto el enorme desastre que causó el fuego entre las cuatro de la madrugada y las diez de la mañana. Sospechoso porque se generó de noche en una zona del Port de Sant Miquel en la que suelen acudir jóvenes a hacer botellón. Y sospechoso porque unos días antes se produjo otro incendio justo enfrente, cerca de la famosa calita del chiringuito de las sardinas, donde de noche ardieron unas placas de madera de gran tamaño. De la investigación de este incendio se ha hecho cargo la Policía Judicial de la Guardia Civil de Eivissa.

Esta vez se quemaron las seis casetas varadero del flanco norte de la playa del Port de Sant Miquel con casi todo lo que había en su interior. Lo más grave, seis embarcaciones: tres llaüts, dos lanchas con sus motores y una zódiac que estaba al lado de las casetas, en concreto la lancha de los socorristas del hotel Galeón, ubicado justo encima de las estructuras quemadas. El fuego fue ascendiendo por la pendiente que desemboca en la piscina del hotel hasta que el humo despertó a uno de los cerca de 400 turistas del hotel, todos ellos italianos, y dio la voz de alarma.

«Cuando vimos lo que pasaba tomamos la decisión de evacuar el hotel por precaución», explicó ayer a pie de playa Miquel Josa, director del Galeón, que destacó que, en el momento más crítico, las llamas, en la oscuridad de la noche, generaron panorama espectacular.

La evacuación

La evacuación comenzó sobre las cuatro y media de la madrugada. Todo se hizo en orden, explicó uno de los trabajadores del hotel que, entre bromas, señaló: «A nadie le pasó nada y de esta forma [los turistas] tienen algo que contar de sus vacaciones». Lo cierto es que una ambulancia del servicio del 061 trasladó a uno de los italianos a Can Misses, un joven de 21 años de edad que sufrió una intoxicación leve por inhalación de humo y que recibió el alta en poco tiempo. A las seis de la mañana la mayor parte de los turistas pudieron regresar al hotel, a excepción de los de las dos primeras plantas -el edificio tiene nueve-, que no pudieron hacerlo hasta más tarde, ya estas dos alturas continuaban afectadas por el humo.

De la extinción del incendio se hicieron cargo, principalmente, los bomberos del Consell d’Eivissa, aunque también participaron especialistas del Ibanat. Desde el parque de bomberos explicaron ayer que dentro de las casetas había, además de las embarcaciones, gran cantidad de material inflamable, como combustible para los motores. Todo acabó en llamas. Explotaron, además, dos botellas de camping gas. Una botella de butano que estaba en una de las casetas, por suerte, no llegó a estallar.

Zona forestal

El fuego escaló rápidamente por la pendiente que desemboca en el hotel, destacaron los bomberos, de manera que ardieron unos 500 metros cuadrados de zona forestal.

Al lugar del incendio acudieron nueve bomberos, que se trasladaron en una bomba urbana pesada, dos bombas nodrizas y un vehículo ligero.

Por su parte, el alcalde de Sant Joan de Labritja, Antoni Marí ‘Carraca’, señaló en declaraciones a Europa Press: «Nos hemos llevado un buen susto y los propietarios se han quedado sin la caseta y sin su embarcación». «Por ahora no sabemos qué ha provocado el incendio. La Guardia Civil está investigando, preguntando a los vecinos, aunque es difícil aclarar nada ahora mismo», manifestó el primer edil de Sant Joan.

Marí también destacó que el desalojo del hotel se ha llevado a cabo con «total normalidad» y recordó que se actuó así «como una medida preventiva». «Lo que es un susto añadido es la cercanía de una zona forestal. También hay que pensar que lo que se ha quemado es altamente contaminante y el fuego se podría haber extendido rápidamente», indicó Marí.