Ayer, 31 de enero, fue la fiesta de la Dedicación de la Santa Iglesia Catedral de nuestra diócesis. Celebramos así el 198 aniversario de la Dedicación que fue llevada a cabo por el Obispo Felipe González Abarca, quinto obispo de nuestra diócesis entre los años 1816-1829.

El antiguo templo parroquial de Santa María, construido en Dalt Vila, fue elevado a la dignidad de Catedral cuando en fue erigida la Diócesis de Ibiza el 30 de abril de 1972 por el Papa Pío VI. Una vez adaptado, fue Dedicado, es decir, consagrado en honor de la divinidad y, en nuestro caso, bajo la advocación de Santa María.

Nuestra Catedral, es y se presenta como una obra emblemática de gran belleza e icono de la ciudad de Eivissa pero sobretodo es el edificio principal del culto católico.

La catedral, cabeza y madre de todas las iglesias de la diócesi es, precisamente por ese motivo, el hogar que acoge a todas las comunidades, a todos los fieles y a toda persona que se acerca para gozar de ella. No es por casualidad que nuestra Catedral es uno de los edificios más visitados por los turistas a lo largo del año y en la Plaza que lleva su nombre se presenta como el edificio mejor conservado, demostrando así el interés, la competencia y la capacidad de la Iglesia, ahora y siempre, de conservar el patrimonio artístico y cultural.

Recibe el nombre de "catedral" porque su signo distintivo es la "cátedra", el punto desde donde el obispo preside la asamblea de los fieles y propone el propio magisterio a toda la diócesis, de la que es cabeza y pastor en su calidad de sucesor de los apóstoles. La catedral expresa la unidad de la fe y la comunión del pueblo fiel con su pastor y con toda la Iglesia.

Nuestra catedral es de una belleza excepcional y única por su arquitectura, pero su belleza es todavía mayor porque tiene alma, tiene vida, respira a través de las piedras vivas que son los creyentes que acuden a ella y, por encima de todo, porque actualiza la presencia de Cristo —sacerdote, profeta y rey— en este bellísimo Cenáculo.

Por todo ello bueno será recordar que, en primer lugar, se trata de un edificio de culto y para el culto. Es un edificio para las celebraciones de la fe y para la plegaria. Para esa finalidad fue construida y para esta misma finalidad ha sido usada y conservada en todos estos siglos. Además, es un edificio en el que cada uno que se acerca pueda gozar de su arquitectura, de su historia, su belleza, de todos sus elementos que armonizan en sinfonías de colores según la hora y la luz que los envuelve, y que nos recuerdan que Jesucristo es la luz que nos ilumina.

En los años que llevo sirviendo como Cabeza y Pastor a la Diócesis que se extiende por Ibiza y Formentera he procurado, con la ayuda del Cabildo de Canónigos de la Catedral, de algunas entidades públicas, de muchos seglares, mantenerla y embellecerla aún más. En estos años se ha abierto el Museo diocesano en la misma, se ha completado la Capilla del Santísimo Sacramento o "Capella Fonda, se han restaurado varios retablos, se han puesto vidrieras que representan a los Consells Insulares de Eivissa y de Formentera y a los distintos Ayuntamientos como representando a todos los fieles que habitan en ellos, etc.

Esta tarde a las dieciocho horas tendremos en la Catedral unas Vísperas Solemnes celebrando este aniversario y tomarán posesión dos nuevos canónigos. La Catedral vive y va adelante. Que podamos seguir usándola, conservándola y mejorándola. Y apreciándola así, visitarla con frecuencia, orando allí a nuestros Patronos Santa María y San Ciriaco que allí se veneran.