Lo primero que me llama la atención de estas elecciones es que más de la mitad de los residentes ibicencos han pasado de ir a votar -me incluyo entre ellos-. En un momento de efervescencia política, de auge de partidos emergentes, llamados a dar un auténtico revolcón al panorama que vivimos desde hace décadas, no deja de ser triste que tantos ‘administrados’ no encontremos candidatos ni candidaturas que llevarnos a las urnas.

Más allá de ese dato, en Balears el vuelco puede ser total, y en Eivissa importante. El PP perderá el Govern si se une la izquierda, la de la ‘casta’, la que hasta hace poco era antisistema y la nacionalista. No será fácil, aunque más difícil va a ser para Bauzá y su PP digerir que han pasado de 35 a 20; un golpe tan histórico como lo fue la victoria de hace cuatro años. En las facultades de ciencias políticas deberán estudiar a partir de ahora cómo se dilapida una mayoría tan aplastante en tan solo cuatro años.

En Eivissa, Vicent Serra aguanta mejor que su jefe, pero no lo suficiente como para gobernar si PSOE y Podemos se entienden, que tampoco será fácil. Lo de Vicent Marí (PP) en Santa Eulària, ‘Carraca’ (PP) en Sant Joan y ‘Agustinet’ (PSOE) en Sant Josep estaba cantado. En Vila, Rafa Ruiz (PSOE) lo tiene bien -y puede que pactado- para ser alcalde y en Sant Antoni el escenario es el más abierto de todos. Pepe Sala deberá desplegar sus encantos con el PI, y tampoco él lo tendrá fácil. Habrá que analizar con calma lo que pasó ayer, pero de momento les reconozco que me llevo dos alegrías: una es inconfesable, la otra es que el PREF se ha quedado fuera de todo. El tiempo suele poner a cada uno en su sitio.