Jesús, además de elegir a los 12 apóstoles, había enviado a 72 discípulos a los que el Señor les exigió lo mismo que a los Apóstoles. Les pidió total desprendimiento y abandono completo en la Providencia divina. Todo cristiano es llamado por Cristo a cumplir una misión. La Iglesia, en nombre del Señor, ruega a todos los laicos que respondan con generosidad y prontitud a la voz de Cristo. De nuevo los envía a todas las ciudades y lugares del mundo. "Id, a todo el mundo y predicad el Evangelio". Quiere el Señor que sus discípulos de todos los tiempos se asocien a su misión salvadora, que se adapten a las nuevas necesidades actuales, se ofrezcan como cooperadores , sabiendo que su trabajo no será inútil delante de El.

Jesús nos dice. «Pedid al dueño de la mies que mande trabajadores a su mies". Cristo quiere inculcar audacia apostólica a sus discípulos; por eso dice. «Yo os envío». La audacia de los apóstoles, y de los discípulos tiene su sólido fundamento en la seguridad de haber sido enviados por el mismo Dios. San Pedro explicaba con firmeza ante el Sanedrín que actuaban en el nombre de Jesucristo Nazareno, pues no se ha dado a los hombres debajo del cielo por el cual podemos salvarnos (Act, 4,12)

El apostolado exige estar siempre dispuestos porque la tarea apostólica es urgente. Todos los días, en la oración, tengamos muy presente la intención de suplicar al Señor nos mande muchas y verdaderas vocaciones sacerdotales. Pedir muchos sacerdotes santos, según el corazón de Cristo.