El líder del PSOE ha recibido un regalo de su fraternal enemigo Mariano Rajoy. La nominación del ex ministro para asuntos de Panamá, José Manuel Soria, para ocupar uno de esos internacionales chollos fabulosos que se regalan a colegas de profesión política con el mismo rango y en condición vacante, para el caso en el Banco Mundial, ha dejado en evidencia a Rajoy, al ministro Luis de Guindos y a toda la cúpula del PP que sale a defender lo indefendible. Se trata de una sinvergüencería sin límite. Es más, Rajoy y Guindos mienten al asegurar que sería “ilegal” evitar el nombramiento, como si la cosa fuera de escalafón e inexorable. No es así. Este tipo de promoción de funcionarios de alta condición suele en efecto respetar el sagrado derecho al chollo tanto de los selectos ex ministros del PSOE como del PP, gobierne quien gobierne. Sin embargo existen precedentes que muestran que ni es obligado, ni está así determinado en ningún sitio, ni nada de todo esto que dicen los mentirosos dirigentes conservadores es verdad. Soria puede ser uno de los aspirantes pero desde luego no tiene por qué ser el elegido. La comisión “técnica” -al decir del PP- que lo propone está formada por cargos políticos nombrados por el ministro Guindos. Por tanto, de cuestión “técnica”, nada de nada. Estamos ante otra de las muestras del carácter de Rajoy. Le importa un bledo todo, no hace caso de nadie ni nada y se pasa por el forro sus propias palabras cuando le da la gana. Los fans del suicidio del PSOE tienen ahora un claro ejemplo de hasta qué punto es una locura hacer presidente a Rajoy. Incluso la derecha socialista -Felipe González y Susana Díaz, con perdón por la redundancia y entre otros- ya se ha dado cuenta y ahora pide la inmolación del presidente del PP a cambio de investir por pasiva a otro candidato conservador. ¿Y qué diferencia deben creer estas criaturas que habría en ese caso? Su partido no dejaría de convertirse en la muleta conservadora e igualmente serviría el camino expedito a Podemos para erigirse en alternativa ante las dos derechas a la vez, la conservadora y la socialista.