Casi 20 años llevan los vecinos de la central eléctrica de Es Ca Marí en Formentera, sufriendo una autentica pesadilla; especialmente durante las temporadas de verano. Ante las crecientes necesidades energéticas de la isla, la central y la turbina originales, quedaron en su momento totalmente desfasadas, ya que su capacidad de producción resultaba insuficiente frente a los constantes incrementos de consumo.

Cuando ya era más que evidente que las necesidades reales de energía, estaban muy por encima de la capacidad de producción de la turbina de la central, se decidió la instalación de diversos grupos electrógenos temporales, que permitieran llegar a las necesidades de consumo que la isla iba teniendo y que se incrementaban año tras año.

Se suponía que esta debía ser una solución temporal, hasta que se pudiera proceder por parte de Gesa-Endesa a la modernización de la turbina de la central. A tal efecto en su momento se redacto el correspondiente proyecto de reforma y se envió al ministerio correspondiente en Madrid para que se pudiera tramitar y aprobar. Pero lo que ocurrió no fue precisamente eso, si no que al tratarse de un proyecto que no se ajustaba a la normativa vigente en cuanto a las capacidades de producción, se paralizo su tramitación y se notifico a la empresa. Desde entonces, el citado proyecto anda perdido por los cajones y estanterías del ministerio, sin que se conozca ninguna propuesta alternativa que no sean los molestos grupos electrógenos que se ponen en funcionamiento todos los veranos y cuando se produce cualquier tipo de avería en el cable que une Formentera con Eivissa.

El ruido que los mencionados grupos provocan, es un machaque permanente para todos los vecinos de la central, al igual que resulta una molestia insoportable la cantidad de humo que acaba saliendo de los mismos y que sistemáticamente invade los jardines y el interior de las casas colindantes. Son muchos los días y semanas que los vecinos tienen que vivir encerrados en sus casas y sin poder abrir ni tan siquiera una ventana.

A día de hoy, nadie que haya tenido tiempo y capacidad para buscar y encontrar soluciones, se ha tomado en serio el grave problema que vienen sufriendo un número importante de familias de Formentera. Ni desde el Govern Balear que es quien tiene las competencias en materia energética; ni desde el Consell de Formentera, que es quien tiene la obligación de velar a toda costa por los intereses de sus ciudadanos; se han hecho cargo de abanderar las justas reclamaciones de este colectivo vecinal y se han puesto a trabajar con el debido interés y compromiso, para acabar encontrando una salida justa a esta situación.

En honor a la verdad, para nada sirvieron los más de tres años de gestión del Sr Pons del PSIB, en la pasada legislatura al frente de la conselleria con las competencias en energía, con lo que quedó sobradamente demostrado su nulo interés, ni voluntad de implicación, en la resolución de este problema de Formentera. El mismo desinterés que se demostró en otras materias de su competencia, como pudieron ser la vivienda o la movilidad terrestre y marítima, a los que solo se van poniendo parches, para poder ir convocando ruedas de prensa, pero cuya resolución definitiva sigue pendiente. No más optimista parece ser la situación actual, con la materia energética en manos del Vicepresidente Yllanes de Podemos, ya que por lo que se ve, un verano más los vecinos seguirán con las eternas molestias y desde el Govern Balear viéndolas pasar.

Nadie parece interesado en coger el toro por los cuernos y trabajar en serio por encontrar la mejor solución a este problema. La solución existe, pero para ello hay que querer trabajar por y para los ciudadanos de la isla y no limitarse a evitar enfrentamientos con la empresa que ejerce de facto un monopolio energético en nuestras islas. No basta con esporádicas visitas de los políticos, cuando creen que pueden contar cosas que les puedan aportar votos, también hay que saber y atreverse a dar la cara cuando estos votantes tienen graves problemas y demostrar con hechos que están dispuestos a plantar cara a quien sea por defender los intereses de los ciudadanos de a pie.