Una imagen de archivo del estadio de Can Misses. | Daniel Espinosa

Eivissa, la segunda ciudad más importante de Balears, carece de las infraestructuras deportivas necesarias. Desde hace años. Vila, capital de una isla mundialmente conocida, no tuvo un polideportivo municipal hasta 1995. El de es Pratet. Practicar deporte a cubierto en Eivissa era entonces un lujo. Si mal no recuerdo, solo debían existir el pabellón de Quartó de Portmany y el insular de sa Blanca Dona.

Desde entonces, la población ha ido in crescendo pero no así las infraestructuras. El conflicto entre UD y CD Eivissa por el uso del estadio de Can Misses no ha sido más que la constatación de que son necesarios más campos de fútbol y pistas polideportivas cubiertas en la ciudad. Tampoco iría mal una piscina más. Por si fuera poco, las obras de mejora en sa Blanca Dona han obligado a ‘exiliarse’ a varios clubs con equipos en categoría nacional, como el Gasifred, el HC Eivissa o el Club Bádminton Pitiús.

El Ayuntamiento de Eivissa, consciente de la necesidad de más infraestructuras deportivas en el municipio, ha usado el Consell de Capitalidad para conseguir financiar un mini estadio de fútbol en es Putxet y un nuevo polideportivo, que debe ser el de referencia en Vila con un aforo mayor del que ofrecen es Viver i es Pratet, dos infraestructuras que no están a la altura del nivel deportivo de la ciudad.

No es cuestión de buscar culpables, pero lo que es seguro es que la mirada cortoplacista de nuestros gobernantes, cuyo horizonte no va más allá de los cuatro años de legislatura, tiene mucho que ver en la situación en la que nos encontramos. Y el deporte es de las inversiones más rentables para una sociedad. Cuanta más gente haya practicando deporte, menos trabajo tendrán nuestros sanitarios.