Faltan pocas semanas para comenzar el Año Jubilar de la Misericordia, que ha convocado el Papa Francisco y que en Roma comenzará el día 8 de diciembre y en nuestra Diócesis abriremos la Puerta Santa de este Año Jubilar el domingo 13 de diciembre en la Catedral a las 12,30. Para prepararnos y ese acontecimiento en el que considerando la misericordia de Dios, cuyo rostro es Jesucristo, y que nos tiene que mover a ser misericordiosos, en estas semanas iré reflexionando con vosotros, queridos lectores, de este acontecimiento.

El Papa Francisco anunció el viernes, 13 de marzo de 2015, en la Basílica de San Pedro, la celebración de un Año Santo extraordinario. El Santo Padre, al inicio del año, exclamó: «Estamos viviendo el tiempo de la misericordia. Éste es el tiempo de la misericordia. Hay tanta necesidad hoy de misericordia, y es importante que los fieles laicos la vivan y la lleven a los diversos ambientes sociales. ¡Adelante!». Ese día era el segundo aniversario de su elección como Papa.

El 5 de mayo de 2015, en la Sala de prensa de la Santa Sede, fue presentado el Jubileo extraordinario de la misericordia. En "Evangelii gaudium", el Santo Padre nos ofrece la clave reveladora que nos ayudará a entender el verdadero significado y el sentido de este Año jubilar: "La iglesia vive un deseo inagotable de brindar misericordia, fruto de haber experimentado la infinita misericordia del Padre y su fuerza difusiva" (n. 24). Con este principio podremos leer y meditar mejor la Bula "Misericordiae vultus".

El Jubileo de la misericordia tiene unas particularidades que lo distinguen de todos los demás que ha habido con otros motivos: en primer lugar, es deseo del Papa que sea vivido tanto en Roma como en las Iglesias locales. En segundo lugar porque, por primera vez en la historia de los Jubileos, se ofrece la posibilidad de abrir la puerta santa, la puerta de la misericordia, en cada Diócesis, especialmente en cada Catedral, como haremos nosotros en nuestra Catedral de Ibiza. En tercer lugar, se trata de un Jubileo temático que toma su fuerza en el contenido central de la fe y busca recordar a la Iglesia su misión prioritaria de ser testimonio de la misericordia. Finalmente, el Jubileo va dirigido para que todos los cristianos, de cualquier edad, vocación o carisma, participen en él y vivan el profundo significado de la misericordia.

Para que todos puedan participar se ha establecido un calendario para que todos se sientan llamados a vivir la misericordia del Señor: el 8 de diciembre, celebración de la apertura del jubileo de la Misericordia e Roma y el 13 en las diócesis de todo el mundo; del 19 al 23 de enero, queriendo ayudar a comprender el carácter peregrinante de la vida, se dedicará a todos los que sirven en santuarios y en el campo de la peregrinación; el 3 de abril, con el objeto de convocar a los creyentes que viven de una forma especial la experiencia de la misericordia, habrá una celebración para todas aquellas realidades que se identifican más con una espiritualidad de la misericordia; el 24 de abril, jornada dedicada a los adolescentes que, después de la Confirmación, son llamados a confesar su fe; el 29 de mayo, Jubileo para quienes se sienten llamados a la vocación sacerdotal; el 3 de junio, festividad del Sagrado Corazón de Jesús, dedicado a los sacerdotes; el 12 de junio, dedicado a los enfermos y a las personas que les ayudan con su solicitud y amor; el 4 de septiembre será el día del mundo caritativo y del voluntariado a favor de los pobres y necesitados; el 25 de septiembre, el Jubileo de los catequistas; el 9 de octubre se celebrará a la Madre de la misericordia; el 6 de noviembre, el Jubileo para los reclusos; finalmente, el 26 de noviembre, Solemnidad de Cristo, Rey del universo, tendrá lugar la clausura del Año jubilar en toda la Iglesia. Repensar la misericordia, como ha querido el Papa con este Jubileo, será una verdadera gracia, un auténtico kairós para todos los cristianos y un verdadero renacimiento para proseguir en el camino de la nueva evangelización y de la conversión pastoral.

Vamos, pies a ir preparándonos para vivir este tiempo hermoso que Dios nos va a regalar y en el que todos tendremos la oportunidad de comprender y vivir mejor una de las verdades fundamentales de nuestra fe que Cristo nos ha revelado: Dios es perdón y misericordia, capaz de compadecerse de nuestras pobrezas y debilidades.