Ayer se celebraron elecciones a la presidencia de la Sociedad Deportiva Formentera y los 37 socios asistentes escogieron al único candidato, Toni Roig, surgido de la junta gestora que tomó las riendas cuando el anterior presidente, Xicu Ferrer dio la señal de alarma, de que la situación económica estaba fuera de control y era insostenible y se veía incapaz de seguir capitaneando el barco. El próximo año la entidad cumplirá su cincuentenario, de los cuáles los últimos diez han sido los de mayor brillo y éxitos deportivos inimaginables en un entorno de las dimensiones de Formentera.


La apuesta por la profesionalización de la plantilla, culminaron con la eliminación del Atleti de Bilbao de la Copa del Rey, como una gesta inolvidable, para un equipo de orígenes tan modestos. También fueron en ese tiempo muchas las voces que se alzaron reclamando mayor atención al fútbol base, con doscientos niños jugando en distintas categorías y que al tiempo que celebraban los éxitos del primer equipo, sufrían la falta de atención de técnicos y directivos. Luego vino la debacle económica y como puntilla el Coronavirus, que lo aparcó todo. El nuevo presidente hablaba de «cohesión social», ciertamente ese va a ser uno de los grandes retos.


Para ‘cohesionar’ es necesario sumar muchas sinergias y sensibilidades distintas y eso siempre es muy difícil y en el fútbol todavía más. Que en una entidad que supera con creces el centenar de socios, solo acudan a votar 37, supone una participación baja y endogámica, que debería revertir la nueva junta. Ponerse al frente de esta situación tan complicada, no es una decisión fácil. Por delante les queda mucho trabajo y mucha ‘cohesión’. Suerte.