El problema de la vivienda sigue incrementándose en Ibiza.

Afortunadamente, y después de dos años de penurias con numerosas restricciones debidas a la dura lucha mantenida contra la pandemia de covid y que nos han afectado a todos de un modo o de otro, la temporada turística de verano parece que está empezando nuevamente con la normalidad que esperábamos. Todas las previsiones de reservas de visitantes a nuestras islas Pitiusas son realmente esperanzadoras, lo que nos hace ser optimistas en cuanto a poder recuperar el ritmo de nuestra economía.

Según todos los indicios, las cifras de 2019, último año prepandemia, no solo se recuperan en este verano de 2022, si no que incluso pueden ser mejores. Evidentemente eso es una buena noticia ya que vuelve la actividad turística y comercial en general, pero no solo es la normalidad en la actividad veraniega lo que se recupera. Con ella también vuelven diversos problemas enquistados que van directamente ligados a la misma.

Uno de esos problemas que se han recuperado después del paréntesis de la pandemia es el de la vivienda en Eivissa y Formentera, y según parece afectando de forma más negativa que hace dos años. Los precios de los alquileres no han bajado en lo más mínimo, más bien se han incrementado.

Teniendo en cuenta los precios abusivos que se siguen pidiendo a quienes buscan vivienda en alquiler, no resulta extraño que sigan sin querer venir    policías nacionales, guardias civiles, médicos, enfermeras y enfermeros y    que ahora haya dificultades también para encontrar personal de servicio en hoteles, bares, restaurantes y comercios de todo tipo.

Sinceramente creo que no se le da la importancia que merece a esta problemática. Todas las instituciones afirman que se trata del principal conflicto al que hacer frente, pero da la sensación que nadie está dispuesto a poner toda la carne en el asador a la hora de resolverlo. Lo más recurrente es contratar costosos estudios que nos confirmen aquello que la mayoría ya conoce de sobras y las poquísimas propuestas que suelen    aparecer resultan siempre alternativas con soluciones parciales y a largo plazo.

Pero posiblemente lo peor sea ver la ausencia de unidad de actuación por parte de las diversas administraciones a la hora de atacar el problema. Todos aquellos que podrían aportar algo parece que estén empeñados en hacer la guerra por su cuenta y son incapaces de ponerse de acuerdo de una vez por todas para hacer un frente común. Desde el Govern, toda la atención se centra en los pequeños proyectos de nueva VPO que han de suponer 86 nuevas viviendas de las que podrá disponer el Ibavi; pero la cifra es claramente insuficiente si tenemos en cuenta que a día de hoy hay más de 2.000 solicitantes de este tipo de vivienda en las dos islas.

De las dos delegaciones del Ibavi, solo permanece abierta la de Eivissa y con un funcionamiento claramente limitado que reduce su efectividad. La de Formentera no existe como tal, ya que solo se atiende en la misma unas pocas horas un día a la semana y con personal desplazado de fuera de la isla, resultando con ello totalmente inútil. Cabe recordar que desde el Consell de Formentera no se hace más que hablar de la necesidad de una oficina de vivienda en colaboración con el Govern, olvidándose de que la misma se inauguró en 2016 y que por tanto ya existía y que entonces ni el PSOE de la isla hizo nada para evitar que desde Palma la Conselleria de su propio partido la cerrase; ni GxF movió un solo dedo. Lo de estos últimos es más grave si cabe, ya que fue la única institución insular que se negó a colaborar en el trabajo que dicha oficina debía desarrollar, pero ahora la reclaman.

Otro ejemplo de la falta de unidad son las oficinas de atención a la vivienda puestas en marcha por los ayuntamientos de Sant Josep y Eivissa, en las que se supone que se deben atender diversas necesidades de los afectados. Más valdría que los ayuntamientos, consells y Govern se afanaran en potenciar los servicios que las delegaciones del Ibavi, que se abrieron en 2016, vienen prestando; dotándolas del material y personal suficiente para atender debidamente a todo el que necesite de sus servicios.

Basta de desperdiciar tiempo, material y dinero en propuestas totalmente inútiles. Unidad de actuación es lo que hace falta, algo muy distinto a cerrar la delegación del Ibavi de Formentera o abrir oficinas paralelas en Eivissa. Basta de anuncios incumplidos y de derroches paralelos.